Los otros.

jueves, 31 de octubre de 2013

LA VENGANZA DEL PANADERO. TERCERA PARTE.

Manolo, el panadero angustiado, afila su cuchillo jamonero y lo oculta en el bolsillo interior de su chaqueta. Sale a la calle con una firme determinación.

Dirige sus pasos hacia la consulta del Doctor Narvaez. Va vestido de heavy metal, con botas militares,pantalón negro elástico estrangula piernas, camisa negra desgastada de Iron Maiden,chupa de cuero,peluca de pelo largo,negro y rizado, y gafas de sol.

Llueve intensamente pero eso a él no le preocupa, camina recto y veloz, como una bala. 

Está a punto de adelantar a una señora mayor que avanza encogida y temerosa con el carrito de la compra lleno y sin paraguas, pues le ha sorprendido la primera tormenta del otoño. 

Manolo no se fija en ella, la rebasa como un Ferrari a un Opel Corsa en la autovía, sin embargo dos segundos mas tarde no puede evitar oír el trágico sonido de un cuerpo contra el suelo. Mira hacia atrás por acto reflejo y ve cómo la señora está tendida en la acera. Es un contratiempo para él, pero al fin y al cabo...es una urgencia.

Ayuda a la señora a incorporarse bajo la lluvia y la resguarda en el portal del edificio mas cercano, tras hacerlo y asegurarse de que la señora está bien, recoge kilos de naranjas y patatas esparcidas por el suelo y las echa en el carrito . En uno de los movimientos, a Manolo se le cae el cuchillo y la señora lo ve,reaccionando con cara de espanto.  Manolo se disculpa como puede "voy a cortar jamón a... casa de unos amigos" le dice de manera poco convincente.

Se despide de la señora, que ahora lo mira más como a un peligroso delincuente que como a un tierno cuarentón rockero que la ha ayudado a levantarse tan amablemente. 

Manolo sigue su camino cagándose en San Pancracio y maldiciendo la lluvia, que le está poniendo perdido.



Gira a la derecha, sigue recto, después a la izquierda. Llega por fin al portal número 37. Llama al timbre, le abren sin preguntar. Entra, llama al ascensor, estornuda varias veces. Antes de que llegue, se forma un charco de agua bajo sus pies. Está totalmente empapado.

Sube al 5º, se dirige a la puerta B, que está abierta. A través de un largo pasillo llega a la sala de espera,donde está sentada una chica morena muy guapa de unos 27 años, de caderas anchas y cuerpo hermoso,voluminoso y curvilíneo. Manolo se sienta en frente compadeciendo a la chica interiormente a sabiendas de que, si sigue los consejos perniciosos de Narvaez, perderá kilos,belleza y portento, convirtiéndose meses mas tarde en una bailarina de ballet clásico con esqueleto de lanzadora de martillo. 

La secretaria,con bata blanca, que trabaja para Narvaez sale de  la puerta que da a la consulta y se acerca al panadero para preguntarle si ha pedido cita. Manolo le dice que no, " Hoy no habrá problema porque hay poca gente pero la próxima vez, pídala por favor" le dice la secretaria. Manolo asiente con la cabeza,goteando chorreones de agua al suelo.  Pasa la chica morena al matadero. Manolo se queda solo en la sala de espera. Se frota las manos, tiene frío.Las dudas le asaltan "¿qué hago yo aquí?,¿cómo he llegado a ésto?,¿y si me cogen? ésto es una locura..." está apunto de abandonar su misión, se levanta incluso para irse, pero justo en ese momento sale la chica morena de la consulta llorando y se va . Seguro que Narvaez le acaba de poner una estricta dieta a base de jaramagos y uvas pasas,piensa Manolo,que se reafirma en su locura.

La secretaria le indica con un gesto que ha llegado su turno. Manolo, para deshacerse de ella, le dice que en el portal del edificio hay un perro muerto y que huele fatal.  La secretaria se queda boquiabierta sin saber qué decir y después reacciona "¿un perro muerto?","si, abajo, en el portal", "bajaré a mirar" y desaparece. 

Manolo aprovecha para sacar su cuchillo y entrar en el despacho de Narvaez, que aguarda ojeando unos papeles. Al levantar la mirada rutinariamente para saludar a su nuevo paciente ve cómo Manolo se abalanza sobre él, disfrazado de Heavy Metal, amenazándole con el cuchillo " levántese y sigame,sanguijuela asquerosa" le dice el panadero lleno de rabia. Narvaez obedece y baja las escaleras empujado por Manolo, que le apunta con el cuchillo tiritando de frío y casi cojeando (las botas militares que lleva puestas eran de cuando hizo la mili, le quedan pequeñas, con el frío y la lluvia han encogido aún mas y le hacen daño).

Al llegar a la planta baja, Manolo se asegura de que la secretaria  ha vuelto a subir en ascensor y presiona a Narvaez para salir rápido del portal. Lo dirige, bajo la incesante lluvia, a la panadería, pegado a él, amenazándole con clavarle el cuchillo si pide ayuda o hace algo raro (como tantas veces ha visto que hacen en las películas).

A esa misma hora, las 17:50 de la tarde, llega un tren regional a la estación de la ciudad. Entre otros viajeros baja "El Manguis", que ha salido de prisión tras 25 años de condena y desea hacer una visita a su hijo, aquel al que crió a base de panes mojados en vino tinto , para ver si aún le queda algo de aquellos doscientos cincuenta mil euros del boleto de lotería premiado que el mismo robó al señor que compraba alcachofas en un mercadillo.

Las 17:50 marcan también las agujas del reloj de la señora Antonia, la anciana a la que Manolo ayudó a ponerse en pié en la calle bajo la lluvia y que en ese  justo momento está mirando la calle tras su ventana, viendo pasar al Doctor Narvaez,a cuya consulta ha ido en un par de ocasiones por motivo de unos ardores estomacales, con el Heavy del cuchillo pegado tras él en sospechosa postura.  Antonia, fiel lectora de Ágatha Christie, enseguida compone en su detectivesco pensamiento una escena de crimen inminente, sin imaginar tan siquiera cuánto se acerca a la realidad de los hechos ese pensamiento negro suyo.

Sale de casa con las prisas que le permiten sus cansadas piernas ,pero ésta vez no se olvida del paraguas. Va a hacer lo que siempre ha soñado: seguir a alguien sospechoso.


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