Los otros.

lunes, 4 de noviembre de 2013

LA VENGANZA DEL PANADERO. FINAL.

Narvaez camina  hacia  delante empujado por Manolo sin saber a dónde le lleva, tan asustado y sorprendido que le cuesta mantener la respiración; es como si hubiese entrado de golpe en el cuerpo de una persona que acaba de ser secuestrada.No se lo puede creer.

 Sin embargo, la presión de la punta del cuchillo sobre su costado izquierdo le obliga a despertar, cosa que hace de repente cuando Manolo lo introduce en la panadería, percatándose antes de que nadie los ve entrar.

(Mal se percató Manolo,pues pasó por alto un paraguas negro, abierto tras un contenedor de materia orgánica, verde militar, al fondo de la calle. Bajo ese paraguas se escondía Antonia, la anciana lectora de Agatha Christie, que siempre quiso ser policía secreta o algo así).


Al entrar en la panadería le da un ataque de pánico a Narvaez. Se halla inmerso ahora en el escenario de sus Pesadillas mas horribles. Manolo , ante el "baile San Vito" que le entra al Doctor, opta por atizarle un golpetazo en la cabeza con un rodillo de madera. Después lo tiende boca arriba en una lámina de acero que previamente coloca sobre una camilla. 

Enciende el horno para que se vaya calentando. 

Mientras tanto, se quita las gafas de sol, la peluca, la chupa de cuero, el pantalón ajustado y las malditas botas, que le tienen los pies en penitencia de encogimiento y escozor.Suspira de alivio nada mas quitárselas.

Llena un cubo de agua que echa sobre Narvaez. Éste abre los ojos , pero recibe otro rodillazo (de rodillo, no de rodilla) y vuelve al estado de inconsciencia.

Manolo arrastra un saco de harina de 25 kilos hasta ponerlo al lado de la camilla donde está tendido Narvaez. Lo abre con el cuchillo jamonero,respira hondo y empieza a cubrir el cuerpo del Doctor con harina puñado a puñado, lentamente,como si fuese un ritual, saboreando la hora de la venganza.

"El Manguis" coge un taxi en la puerta de la estación de tren y le da al taxista un papel donde viene apuntada la dirección de la consulta de Narvaez .

Antonia no sabe qué hacer. Está en la puerta de la panadería de Manolo, pero desde allí no puede ver nada, la puerta evidentemente está cerrada. "¿y si el Doctor y el heavy tienen una relación oculta y eso es todo?" se pregunta Antonia "¿ y si no era  Narvaez?...". Bajo el paraguas y en mitad de la calle, decide cerciorarse y se da la vuelta,camino de la consulta del Doctor.


En la panadería, Manolo disfruta cubriendo el cuerpo de su enemigo número uno con harina. Hará con él una gran barra de pan, un roscón de Reyes con sorpresita en el interior: nada mas y nada menos que un cuerpo humano chamuscado!!. "JUAS JUAS JUAS" Ríe por dentro Manolo, que nunca había matado una mosca y ahora parece un maniaco poseído por el odio, la rabia y el sinsentido.

Narvaez despierta de nuevo, ésta vez no le importa demasiado a su raptor, pues le ha maniatado para que no se mueva. Narvaez agita su cabeza  para quitarse la harina de encima, abre los ojos y escupe.  Contempla la escena, ve a Manolo sonriente cubriéndole de harina. Se siente mojado. Ve el horno encendido. Capta la idea .

Lejos de intentar convencer al panadero de que no lo haga y lo libere de inmediato llorándole y rogándole por Dios y lo que mas quiera, se siente repentinamente como en trance,siendo objeto de un acto de psicomagia.

  Narvaez, que ha leído a Jodorowsky en busca de respuestas y salidas a su perturbada y laberíntica psiquis , se siente irracionalmente feliz embadurnado de harina,preparándose para ser horneado. Él, que ha practicado todo tipo de terapias curativas, medicinales,naturales, esotéricas e incluso místicas para paliar sus problemas mentales sin éxito, habiéndose sometido a chamanes peruanos, sesiones de Biodanza, ingestas de yawuaska, dietas, meditaciones, habiendo abrazado árboles y practicado sexo en orgía comunal en el interior de un tipi...sin ningún éxito, se encuentra ahora, accidentalmente, con la Fórmula mágica que por fin le da paz: Convirtiéndose él mismo en pan, acabarán sus pesadillas, sus complejos y el martirio que sufre constantemente desde que era un bebé al ver aunque sea un piquito o colín. 

Manolo, el panadero, se extraña ante la actitud, llamémosle atípica, de su víctima. Se miran mutuamente como dos locos en pleno brote. Nadie podría asegurar quien está peor que el otro.

Entre tanto, el taxi deja a "el Manguis" cerca del portal de la consulta de Narvaez. Paga al taxista con un billete falso conseguido en la cárcel y se queda mirando, con disimulo en una cabina de teléfonos, el coche de policía nacional que hay justo en el portal del edificio donde se dirigía, aparcado con prisas por alguna emergencia. Algo está pasando ahí. 

También ve cómo se acerca al lugar una anciana bajo un paraguas ( aunque ya ha dejado de llover) .Esa mujer resulta ser Antonia. Al Manguis se le ocurre una idea. Va al encuentro de Antonia, le ayuda a cruzar la calle y junto a ella se encamina al portal para enterarse de qué es lo que pasa y si eso que pasa tiene algo que ver con su hijo. Pero antes de llegar, Antonia no se puede callar lo que ha visto y se lo suelta al Manguis, quien le convence rápidamente de que él es detective privado y de que lleva tiempo tras el Heavy ese,gran criminal internacional. Asunto que nadie ,salvo ella, puede saber por razones de estado. Como Antonia le mira con ojos de admiración, creyendo estar ahora en medio de unas novelas policíacas (en la página 97,por ejemplo) le cree ciegamente y se hace caso del Manguis, que le quita de la cabeza el acercarse a la policía. "Éste caso lo Resolveré yo personalmente con su inestimable ayuda, honorable anciana" le dice el Manguis para camelársela. Cosa que consigue fácilmente. 

Así pues, dan media vuelta dirigiendo sus pasos hacia la Panadería.

Allí dentro, con el ambiente ya caldeado por las altas temperaturas del horno, se encuentran nuestros dos Locos. Manolo el panadero,concentradísimo, echando sal y levadura sobre la harina que cubre el cuerpo entero de Narvaez, salvo su rostro; y el propio Narvaez , eyaculando alegría por los ojos en forma de lágrimas que inundan sus mejillas, abriéndose paso entre el polvo de harina que lo cubre dándole un aspecto de ángel, de muerto o de vampiro. 

Manolo termina de cocinar su Roscón y se dispone a introducirlo en el Horno, pero oye ruido en la puerta.

Efectivamente, tras ella se encuentra el Manguis intentando forzarla con una ganzúa que ha improvisado con los alambres del aparato de dientes de Antonia, que ahora luce una cara bastante más fofa y arrugada.

Lo consigue, la cerradura se abre y entran los dos, sorprendiendo a Manolo con el cuerpo de Narvaez sobre la lámina de acero a punto de introducirlo en el Horno.

"Alto, sinverguenza!" le dice, aproximadamente, Antonia.

"Papá!!" grita  sorprendido Narvaez desde su ataud, para colmo de sus sorpresas.

"¿qué pasa aquí?" pregunta el Manguis.

"estoy haciendo pan"  responde el Panadero.


Antonia hace retroceder a Manolo con la punta de su paraguas apuntándole a los ojos; la plancha de acero sobre la que yace tendido Narvaez,quedándose sin la sujeción de manos del panadero, cae estrepitosamente al suelo y el cuerpo del Doctor, hecho una auténtica croqueta, se revuelca sobre las baldosas. El Manguis ayuda a incorporarse a su hijo e inmediatamente le pregunta si le queda algo de aquellos doscientos cincuenta mil euros. Pero Narvaez, pletórico de ánimo, como un hombre nuevo,le abraza emocionado y le dice que le quiere, que se arrepiente de no haberle ido a ver ni una sola vez a la cárcel en todos éstos años y que perdona todas sus irresponsabilidades pasadas como padre. Ante ésta escena,inesperada por parte del resto de personajes, Antonia baja la guardia con el paraguas y Manolo corre a ponerse unos pantalones (estaba en calzoncillos).

Narvaez, tras despacharse emocionalmente con el padre, que se queda de una pieza mientras Antonia le reclama el alambre de su aparato de dientes, se acerca a Manolo para abrazarle igualmente, fundiéndose con él y dándole las gracias por haberlo liberado del infierno psicológico en el que vivía agónicamente tras una apariencia de hombre equilibrado y sin tacha. Manolo se agarra a él con fuerza para no caerse, con una pierna dentro del pantalón,sin tocar suelo, y la otra desnuda, manteniendo el equilibrio a duras penas.

La policía, que rastrea la zona, llega al lugar de los hechos entrando pistola en mano al estilo Tejero. 

Narvaez, supuesta víctima de secuestro, aclara el asunto de manera que sale airoso el pobre panadero, que se derrumba y llora como una magdalena ( impregnada de leche o cualquier otro líquido, porque sino...una magdalena es imposible que llore, claro).

Tras la pseudomística explicación del Doctor - en la que hace referencia a la cabra que le dio de mamar cuando era niño, a sus trastornos alimenticios, al Horóscopo Chino, al pan nuestro de cada día y a la psicomagia del panadero (al que a partir de ahora llamará "Jodorowsky") y que ninguno de los presentes entiende, quedando claro, eso sí, que no habrá denuncia ni delito -  la policía abandona la panadería sin saber ni qué decir ni qué mas preguntar. 

Antonia,viendo al pobre panadero llorar y llorar arrepentido de sus actos, a Narvaez consolándole y a su padre, el presunto detective privado, haciendo pucheros tras las tiernas palabras que le dedicó su hijo anteriormente...les invita a un café con pastas en su casa.


A partir de aquella reunión el mundo siguió igual, pero nuestros cuatro protagonistas, al menos, empezaron a sentirse mejor, mas queridos y menos solos. 

El Manguis se quedó a vivir con Narvaez un tiempo, hasta que volvió a la Cárcel para saludar a los amigos por haber robado un reloj de pared en una residencia de ancianos. 

 Narvaez se apuntó a un club de senderismo donde conoció a una conductora de autobuses clarividente con la que mas tarde se casaría por el Rito Sufí.

 Manolo volvió al negocio y comenzó a irle tan bien o mejor que en el pasado (a lo que ayudó el que Narvaez aconsejase a sus pacientes que comiesen pan sin escrúpulo alguno) recuperando además su buen humor, aunque un tanto mas negro ( o turrado) a partir de entonces.

Y Antonia...que recibía las visitas de todos ellos los Domingos por las tardes para echar un café, hablar de todo un poco, reír de ello mucho y jugar una partidita de parchís, de paso.