Los otros.

sábado, 23 de febrero de 2013

HELLO MATÓN. Tercera y última parte.


Orestes, el usurero prestamista,hacía la llamada desde su despacho.

El mismo despacho en el que, año y medio antes, entró Federico García Suárez solicitando un préstamo de 35.000 euros para montar su propio negocio: venta de coches de segunda mano.

Federico, harto de trabajar como comercial y arrastrar el culo por las carreteras de España y Portugal promoviendo y vendiendo todo tipo de productos y seguros ( seguros de vida,Vinos, seguros de coche,dulces caseros,seguros de vivienda,aceite de oliva,seguros laborales,jamón ibérico...) quería probar suerte como empresario.

Como ahorros tenía pocos y los bancos no le daban crédito tuvo que recurrir a Orestes,del que ya había oído hablar, y no muy bien, pero era el riesgo que tenía que correr. 

En definitiva,probó suerte y le salió rana,corrió el riesgo y cayó en la trampa.

 Año y medio después, la cantidad que le debía a Orestes era ya de 60.000 euros.El tanto por ciento de interés era siempre un misterio a favor del prestamista,hombre con mirada de hiena que coleccionaba billetes y repartía desgracias.

Federico había sido acosado los últimos seis meses con llamadas de madrugada,amenazas a él,a su mujer y a sus hijos,persecuciones, pintadas en la fachada de su casa,basura vertida sobre su coche,pinchazo en las ruedas,emails macabros y de mal gusto...

 No sabía qué hacer, no podía hacer frente a la deuda, estaba arruinado.

 Su mujer, Estefanía,profesora de yoga en un gimnasio,siempre optimista y paciente,comprensiva y dialogante, había caído en una crisis de ansiedad.Tuvo que dejar las clases: en vez de relajar al grupo, transmitía nervios e inseguridad.  Se quedó sin trabajo y cayó en una depresión.

Pero todo eso a Orestes le importaba una mierda, él sólo quería cobrar lo que prestó y sus altos intereses.Nunca supo conjugar el verbo comprender en primera persona.

Esperaba impaciente que le cogiese el móvil de una vez. 

"Aquí Esteban.Trabajo hecho",le dije nada mas ponerme el aparato sobre la oreja. "muy bien.Dile a Federico que mañana a las 15 horas alguien pasará por su casa a recoger el dinero en efectivo.Si no abre la puerta o no entrega el dinero, la próxima en recibir una paliza será su mujer". "de acuerdo, ahora mismo se lo digo". "en cuanto a ti" prosiguió diciendo Orestes " hazle una foto a Federico y ven a mi despacho. te daré lo tuyo cuando vea cómo ha quedado de guapo Federico","muy bien,en media hora estaré allí".Fin de llamada.

¿y ahora qué? nos preguntábamos en silencio Federico y yo.

No podía ir contra él, pudo haberme denunciado cuando entraron los Guardias Civiles y sin embargo cayó. Los dos estábamos ahora del mismo lado.

La situación era descolocante tanto para él como para mí.

Ambos habíamos llevado hasta entonces una vida más o menos normal, entendiendo como normal esa vida que no se salta las leyes y anda pastando siempre dentro del terreno de "lo sensato".

Ahora la vida pedía otra cosa de nosotros. 

Le ayudé a incorporarse y a entrar en el coche.

Dejamos aquel maldito lugar y conduje hasta llegar a un hospital.

 

Nos atendieron en urgencias.Dijimos que se había caído de las escaleras para abajo. Le pusieron un aparato de sujeción en la clavícula del hombro derecho y le escayolaron el brazo izquierdo. A mí, de paso, me pusieron una inyección para bajar el hinchazón de mi nariz,que la tenía ya como un zapato de payaso.

Nos tomamos un café después en la misma cafetería del hospital,allí Federico me puso al corriente de su desesperada situación. No podía seguir así.Le dejé mi móvil para que llamase por fin a Estefanía,su mujer.Le dijo que estaba bien,que no se preocupase,que pronto volvería a casa.Colgó diciendo que la quería mucho.

Se me ocurrió una idea. A Federico le pareció buena.

Media hora mas tarde estábamos subiendo en ascensor al despacho de Orestes.

El plan era muy sencillo,poco  intelectual.

 Nada más abrirme la puerta le empujé contra el suelo.Entramos los dos y le dí tal paliza al señor Orestes que no podía ni levantarse cuando paré de darle golpes. Tuve que sentarlo , colocándolo sobre una silla como a un muñeco o un borracho.

Federico se había acomodado tras la mesa de despacho que solía usar Orestes para recibir a sus presas.Mirando al magullado prestamista le dijo "señor Orestes, he contratado a Esteban,éste chico que ya conoce y que acaba de hacerle un masajito,para convencerle a usted de manera sutil y  me deje en paz de una vez"

"Estáis acabados" dijo Orestes sangrando por la nariz con la cabeza de lado y el cuerpo torcido. Federico y yo nos reímos a carcajadas. Habíamos entrado en un estado de lucidez bastante animal.Él ya no parecía un pájaro carpintero triste,sino digno y espabilado, y yo me movía con más decisión y convencimiento.

Acogiéndonos al refrán popular que dice "quien roba a un ladrón mil veces perdón" le presionamos para que nos dijese la contraseña de su caja fuerte particular,donde guardaba el dinero negro producto de sus sucios negocios.La presión consistía en abrirle la boca y meterle agua a través de un embudo (que compramos previamente en el chino de abajo) hasta que se hinchase por dentro,pero ésto no llegó a suceder,soltó 7 cifras cuando apenas llevaba tragados 5 litros. En la caja había unos 200.000 euros. Una cantidad bastante simpática.

 Lo metimos todo en una mochila,por supuesto de Hello Kitty, que compramos junto con el embudo.

 

Después até y amordacé al desplumado Orestes con los cordones de sus propios zapatos.

Federico y yo salimos de allí  con una extraña pero gratificante sensación de orgullo.

Bajando el ascensor empezamos a pensar en nuestro futuro,cada uno en el suyo. Sabiendo que nuestras vidas tendrían que cambiar,para empezar...de casa y de ciudad.Orestes no olvidaría aquel episodio y querría vengarse. Al menos, eso pasa en las películas,y aquella nos parecía muy real.

Federico me preguntó si tenía pareja,familia, hijos.  Le dije la verdad, que no. Me propuso que me fuese con él y su familia lejos de allí. Al norte, al sur, al este o al oeste. No había preferencias.

Le dije que sí.No tenía nadie más con quien compartir nada, nadie me esperaba e intuía que tras aquella sensación de orgullo,vendría la de vértigo,miedo y soledad.

Llegamos a su casa, se fundió en un gran abrazo con su mujer, me la presentó a ella y a sus hijos, todos estaban en casa,esperándole con preocupación. Me sentí bien entre ellos. Bien. Rodeado de sonrisas y abrazos y palabras cariñosas,de gente que se mira a los ojos al hablar,de gestos amables y personas que se quieren y se escuchan. Después de tanta violencia,aquello era como volver al hogar que perdí cuando aún era niño.

Miré a Federico y sonreí agradecido.

No teníamos mucho tiempo.Cenamos todos juntos mientras contamos la aventura que acabábamos de vivir y después nos pusimos manos a la obra cargando la ranchera de Federico con las cosas mas importantes del hogar.  Tanto en los ojos de Estefanía como en los de  sus hijos había miedo,pero también vida y esperanza. Me sentí importante entre ellos.

 

Arranqué el coche (Federico no podía conducir y Estefanía quería estar atenta a los suyos) . 

Nos fuimos con viento fresco.

Ya era de noche y habían bajado las temperaturas.

Una nueva vida nos esperaba.

 

 

martes, 19 de febrero de 2013

HELLO MATÓN. Segunda parte.


Justo cuando iba a entrar de nuevo en la casa escuché un ruido que me sobresaltó. Eché un  vistazo alrededor de la casa abandonada, estaba todo lleno de desperdicios. Al acercarme a un montículo de basura salió dando saltos un conejo de campo.Me dio tal susto que casi pierdo el equilibrio y caigo al suelo. Después le dí una patada a un neumático, me quité la estúpida cartera de Hello Kitty y destrozé lo que quedaba de un armario zapatero con el bate de béisbol. 

Estaba en un callejón sin salida.

 Hiciese lo que hiciese a partir de ese momento, ya podría ser denunciado por secuestro,que no era poco.

La gravedad del asunto empezó a bajarme por la garganta...

pero no me vine abajo. Entré en la casa decidido a no pensar,como el que se tira de cabeza al agua helada en pleno invierno.

Levanté el bate para golpear su hombro derecho y se lo hubiese machacado allí mismo de no ser porque en ese momento escuché mi nombre en su boca. Esteban , te conozco, se quién eres,dijo. Ya era tarde para salir a ponerme la careta,que como buen gilipollas me dejé fuera.

¿Me conoces?,maldita sea. 

El asunto no podía ir peor.

Resulta que había sido compañero de trabajo de mi padre.Me dijo que yo era su vivo retrato. Me preguntó por él y al decirle que había muerto, me dio el pésame. Curiosa situación aquella: él , secuestrado y atado de pies y manos , dándome el pésame a mí, a punto de romperle los huesos.

La situación había cambiado. Le conté la verdad,que no era ningún matón,que contactaron conmigo por accidente. La noche en que aquel señor me entregó su tarjeta yo sustituía a un compañero que sí que hace ese tipo de trabajos.Supe que se equivocaron de persona desde el principio,pero ...creí que podría hacerlo, de hecho...estuve a punto de hacerlo.

¿me denunciarás?,le pregunté. 

No pudo contestarme, la silla de madera vieja sobre la que estaba sentado y atado se partió por algún sitio y cayó bruscamente al suelo. Gritó de dolor. Lo tendí sobre un colchón asqueroso y medio quemado que había en el mismo salón. Se quejaba del hombro derecho. La clavícula se había salido de su sitio. Una sonrisa agridulce se dibujó en mi rostro.

Me pidió que le liberase de las ataduras. Le quité la cinta de las manos. Me pidió el favor de llamar a su mujer. Estaría preocupadísima.¿por qué no le ha llamado  ella aún?, le pregunté curioso y me dijo que seguramente lo había hecho ya unas 50 veces pero que debió caérsele el móvil en algún momento porque no lo tenía encima. Me acordé entonces de cuando lo cogí en brazos para sacarlo del portal y meterlo en el coche.

Saqué el mío. ¿y qué quiere que le diga?, le pregunté. 

Tampoco pudo contestar, o lo hizo pero no le escuché. Alarmado por el sonido de un coche salí a mirar fuera. Se acercaba un coche de la Guardia Civil.  

 

Era una zona deshabitada,por donde sólo pasaban coches y furgonetas para dejar ripio,escombro y basura. Los Civiles habrían visto mi coche aparcado cerca de la cancela de la casa abandonada, seguro. 

Escondido tras la columna del porche observaba sus movimientos. Pararon . Bajó uno de los dos. Se acercó a mi coche, se agachó a ver si había alguien dentro. Le dijo algo al otro.El otro apagó el coche y salió también. Los dos miraron a la casa. Escondí mi cabeza tras la columna y después volví dentro mal diciendo la maldita lata de cerveza que pisé,por el ruido que hizo.

Dentro,Federico García Suarez acababa de caer de nuevo de boca al suelo. Se puso en pié pensando que le había quitado la cinta de los tobillos y al echar a andar se pegó el leñazo. Se quejaba ahora del codo izquierdo. (su mala suerte me sonreía.No iba a hacer falta que le tocase para conseguir los 3.000 euros)

Le dije que si me hacía un favor no sólo llamaría a su mujer sino que le dejaría libre y yo mismo lo llevaría a casa. Quiso saber qué favor tenía que hacerme.

Como la pareja de civiles estaba a punto de entrar, le dije que nos tumbásemos los dos en el colchón en postura comprometida, abrazados,achuchados,para que pensasen lo que quisieran pensar pero nos dejasen en paz y se largasen después. 

Mientras se lo contaba le quité la cinta de los tobillos y tiré el bate por una ventana que daba a un patio interior.Al caer, un gato maulló asustado.

Federico García Suarez se puso colorado ante la propuesta.No puedo hacer eso,me dijo.Pero lo cogí en brazos con todo el cuidado que me permitió la urgencia del momento y me lo llevé al colchón conmigo. Cuando entraron los Guardias Civiles no me sorprendieron,pero besaba a Federico en to los morros.

No nos hizo falta simular vergüenza cuando nos llamaron la atención. Nos preguntaron qué hacíamos allí, por decir algo más que nada pues parecía evidente. Entonces yo improvisé un discurso de libertad sexual censurando los prejuicios por parte de muchos y la marginación de colectivos minoritarios.Federico no abrió la boca hasta el final de mi torpe discurso,que remató convincentemente diciendo: Somos maricones,¿qué pasa?.

Dicho ésto, la pareja de la Guardia civil dio media vuelta y se retiró diciendo buenas tardes.


Me levanté del colchón y le dí las gracias a Federico.

Sonó el móvil. Era el jefe.

Querría saber si había hecho ya mi trabajo. Me puse serio.

Tenía que contestar.


sábado, 16 de febrero de 2013

HELLO MATÓN. Primera Parte.

 Esperé en el portal.

Cuando le vi llegar bajé la cabeza para que no me viese la cara.

Parecía cansado,traía un maletín,venía del trabajo.

 En la foto que me dieron parecía más alto y menos delgado.(Mejor así, todo sería mas fácil). 

Su rostro en cambio era el mismo:el de un hombre de unos 50 años con la cara larga ,el pelo escaso,liso y gris,la frente abombada,las entradas prominentes,las cejas lastimeras, los ojos chicos,la nariz picuda,la boca chica y la barbilla afilada. 

Una especie de pájaro carpintero triste, en paro.

 Abrió el ascensor y me metí tras él . Una vez dentro le tapé la boca y la nariz con un pañuelo mojado en cloroformo, cogiéndole tan desprevenido que no tuvo tiempo de defenderse antes de caer dormido. Salí a la calle rápidamente con él en brazos y lo metí en el asiento de atrás de mi coche,que había  aparcado justo al lado la noche anterior. Nadie me vio hacerlo.

Todo estaba saliendo bien, según lo planeado.

Salí de la ciudad, me metí por un camino que se abría paso entre escombros y llegué hasta la casa abandonada.Aparqué el coche,cogí el bate,el rollo de cinta y saqué al pájaro. Atravesé la cancela abierta con él en brazos y ya dentro,en un antiguo salón lleno ahora de basura y suciedad,  lo senté en una silla de madera vieja  atándole pies y manos con la cinta americana.

 

 

Agarré el bate de béisbol para hacer lo que tenía que hacer y en ese momento sonó mi móvil. Era el jefe, tenía que cogerlo.

"¿lo has hecho ya?" me preguntó "estoy en ello" le dije "dale fuerte al cabrón" soltó con rabia añeja ,  "  después te llamo" le contesté antes de colgar.


Agarré de nuevo el bate, respiré hondo, miré el suelo, conté un dos tres y...al levantar la vista se jodió el asunto. El pájaro se estaba despertando, tenía los ojos abiertos. Salí de la casa corriendo, tenía que ponerme algo en la cara.Debí haberme quedado corto con el cloroformo. El hombre empezó a gritar socorro, me puse nervioso, improvisé una careta con una pequeña mochila rota y polvorienta de Hello Kitty que por allí había tirada haciéndole dos agujeros para los ojos, y volví a entrar en la casa abandonada. El hombre enmudeció al verme,yo me quedé quieto un instante y sentí varios pinchazos en la nariz.Se me escapó un grito.Volví a salir,el hombre volvió a gritar pidiendo auxilio ,¿por qué no le amordacé la boca?, me quité la mochila de la cara,dentro había unas cuantas avispas, zarandeé la mochila, la tiré al suelo y la pisoteé, después volví a ponérmela .Olía a meado de gato. Sentía que la nariz se me inflamaba. Dentro de nuevo, a dos metros del hombre, se me puso a suplicar por favor por favor que no le hiciese nada,que estaba casado,tenía tres hijos, uno de 15 años,otro de 8 y la pequeña,de 5 añitos; se puso a llorar, le dije que se callase de una vez,me preguntó qué le iba a hacer y porqué, me dijo su nombre,Federico García Suárez, le dije lo que me dijeron que dijese,que debía dinero y tenía que pagarlo,que se estaba retrasando demasiado y  merecía un escarmiento.Al decirlo me dio pena,el hombre parecía buena persona, me contó que trabajaba en un concesionario y que le iban a echar del trabajo porque ultimamente no vendía mucho,no vendía nada,estaba pasando por un mal momento, le pedí que hablase mas bajo.Empezó a contarme que su mujer estaba deprimida y se puso a llorar de nuevo, entonces me pregunté qué coño hacía yo escuchando al pájaro cuando lo que tenía que hacer era romperle los brazos y las piernas de una vez,sin pensármelo. Le dije que cerrase la boca un momento. Salí fuera de nuevo, me quité la mochila de Hello Kitty de la cabeza.  Se estaba poniendo la cosa complicada. Era mi primer encargo y no le había pegado a nadie en mi vida. Si, peso 120 Kilos,soy alto,ancho y profundo (en el pueblo me llaman " 3D"), tengo cara de malo,unas manos enormes que cerradas lo siguen siendo y una mirada de bruto heredada de mi abuelo (el "Ñu" le llamaban a él) que asusta y amedrenta,lo sé,pero...nunca he sido un matón. Me hubiese gustado serlo,tal vez,pero no lo soy, me falta furia y me sobran dudas.¿porqué me metí en ésto?, me preguntaba sabiendo la respuesta:por dinero y por idiota.

Una semana antes ,estando de portero en el pub donde trabajo , se me acercó un señor y me dio un papel con un número invitándome a llamarle al día siguiente,decía que me iba a ofrecer un buen trabajo. Le llamé y me contó que alguien le debía mucho dinero y  quería darle un pequeño escarmiento para que se espabilase y pagase de una vez.Yo sería el encargado de ese pequeño escarmiento, consistente en romperle los brazos y las piernas. A cambio, recibiría 3.000 euros en metálico. La cifra me hipnotizó,la necesidad me forzó y la moral ,que tengo aunque a veces me decepcione, disimuló silbando como si no fuese con ella.Total, que dije que sí. No me lo pensé.

Y allí estaba yo,una semana mas tarde,con el bate en la mano colocándome de nuevo la mochilita en la cara para entrar y ponerme frente al pobre Federico sin saber exactamente cómo rematar la faena, con la nariz como una berenjena palpitante de dolor y el pájaro suplicándome que le soltase.

 

 


miércoles, 6 de febrero de 2013

DOS BESUGOS EN UN TREN.

Allí estaba yo, un sábado frío y lluvioso a las 9 de la mañana esperando en el andén la llegada del tren que me llevaría a Ciudad Real. Tenía el fin de semana libre y me apetecía viajar un poco.

El tren llegó,ocupé mi asiento (ventanilla, en el sentido de la marcha , frente a un tipo que leía un periódico) y arrancamos.

Al hacerlo me sentí feliz y recostándome en el asiento plácidamente, mi cerebro se tomó un tiempo libre para entretenerse, dejándose llevar por el paisaje cambiante que pasaba ante mis ojos a través de la ventanilla: la lluvia sobre el campo, los árboles mudos, la tranquilidad de las vacas...

 

Transcurrido éste tiempo,empecé a preguntarme a qué hora llegaría a Ciudad Real. Miré al tipo que tenía en frente leyendo el periódico y comenzó un diálogo entre nosotros que hoy día, 5 años después, aún sigo recordando con asombro y perplejidad, admirándolo sin llegar a comprender su naturaleza, como un hecho Insólito, accidental y fortuito.

Así fue:

yo- perdone, ¿sabe a qué hora llega el tren a Ciudad Real?

él- (alzando la mirada y dejando ver su enorme bigote negro, del mismo color que su cabello,negro y abundante, y que sus ojos, grandes y negros)...perdóneme usted a mí,pero no le entiendo. ( y bajó la mirada de nuevo para seguir leyendo).

Al decirme que no me entendía pude  interpretar que debía repetirle la misma pregunta, que no me había oído bien, pero el gesto de bajar la cabeza para seguir leyendo me sonaba mas bien a que quería que le dejase en paz.

Ante la duda, insistí.

yo- digo que si sabe a qué hora llega el tren a Ciudad Real.

él- (volviendo a alzar la mirada para hablarme,pero con gesto seco) perdone de nuevo, no le entiendo,no hablo su idioma, no se esfuerce,olvídeme, siga mirando por la ventana y déjeme tranquilo. 

Volvió a posar sus grandes ojos negros sobre el periódico.Los míos en cambio revoloteaban como tontos sobre una situación que empezaba a no comprender: el tipo hablaba perfectamente castellano,con una acentuación totalmente ibérica, del sur pero fina, como si fuese de Cáceres. ¿cómo era posible que no me entendiese? ...

yo- oiga, yo le entiendo perfectamente, hablamos el mismo idioma.

él- ( haciendo un esfuerzo por volverme a mirar, visiblemente molesto) ni sé qué está diciendo ni me importa un pepino...es imposible la comunicación,¿no se da cuenta? ,  yo no le entiendo a usted ni usted me entiende a mí. Punto y se acabó, no tengo nada mas que decir.

yo- si no quiere hablar no hable, no le voy a obligar, pero tiene que admitir que me está entendiendo...

el- no le entiendo, le repito que no le entiendo

yo- pues yo si le entiendo a usted

el- usted oye campanas y no sabe donde

yo- estamos manteniendo un diálogo, ¿lo ve?

el- ésto no es un diálogo, es una discusión sin sentido, ¿de qué me habla?,¿de flores?, ¿de elefantes?, no insista por favor, no tengo ni pajotera idea de castellano.

yo- ¿cómo que no sabe hablar castellano?,pero si es lo que está haciendo todo el rato

el- usted está loco.

Dudé por unos instantes de mí mismo, ¿y si el tipo tenía razón y yo estaba loco?.Podía ser cierto, mi vida no es un ejemplo de equilibrio y coherencia precisamente... pero qué coño,en aquel momento yo razonaba perfectamente, no había ninguna duda, los dos estábamos hablando el mismo idioma.

No se haga el sueco!, le dije.

él- no me hago el sueco, soy  de Noruega . Hablo Noruego, solo Noruego, no he salido de mi pueblo nevado en toda mi vida hasta hace un par de días y porque no he tenido mas remedio: se me ha muerto una tía segunda y lejana,pero al fin y al cabo tía,Noruega pero casada con un Pigmeo y residentes ambos en un pueblecito de ciudad Real al que ahora voy para conocer su tumba, ya que no llegué a conocerla a ella en vida, tiene cojones la cosa!

yo-  lo siento mucho

el- no sé lo que ha dicho,pero si ha querido acompañarme formalmente en el sentimiento se lo agradezco, aunque sentir,lo que es sentir... la verdad es que no siento nada, vengo al funeral por el tema de las Perrunillas, las ponen buenísimas y allí en Noruega no las encuentras ni de cachondeo, porque le repito e insisto sobre ello: soy mas Noruego que un Alce, que un Reno, cérvidos ambos majestuosos y acostumbrados como yo a la Nieve y a  la pelona de los grados bajo cero.


Me fijé entonces en su vestimenta, iba en camiseta de manga corta blanca , bermudas color naranja y sandalias marrones con calcetines verdes... en pleno enero y con la rasca que hacía fuera!. Parecía, efectivamente, un guiri, pero hablaba como si fuese del valle del Jerte (provincia de Cáceres).

 

yo- no le discuto que tenga pinta de Noruego,porque la tiene,pero no me diga que no habla Español cuando es evidente que sí.


él- de español sólo se decir "gracias" o " buenos días" o "¿dónde está la estación de tren?" o "que te den por culo". Solo eso, de verdad, ¿cómo quiere que se lo diga?, ¿en chino?

yo- dígamelo en Noruego, a ver...

el- ¿ y en qué idioma cree que se lo estoy diciendo, imbécil?.

yo- no insulte, por favor

el- y usted deje ya de decir tonterías, ¿no ve que mi cultura Nórdica me impide hablar con usted?

yo- me está haciendo un lío, la verdad, no sé si creerle...

el- creame,joder, creame.

yo- ¿puedo tutearle?

el- ¿para qué?

yo- para ver si así nos entendemos mejor

el- tuteeme entonces, pero yo no me haría demasiadas ilusiones, eso no cambia nada.

yo- ¿ y si hablamos por gestos?, gesticulando

el- no sea ridículo, ¿quiere que nos pongamos ahora a hacer aspavientos? ,venga hombre!

yo- ¿seguro que no me entiende?

el- nada de nada

yo- el caso es que..para ser Noruego,¿eres muy moreno,no?

el- pues si, soy uno de los pocos noruegos morenos de Noruega, algo así como un africano negro albino, un ser extraordianario. Pero, no sé porqué se lo explico, no me estará entendiendo una mierda

yo- pues no se cómo,pero creo que le entiendo, ¿sabré Noruego por instinto?,porque estudiar,no lo he estudiado...

el- tal vez sea eso...

yo- un momento!, estás leyendo un periódico en español, eso quiere decir que...

el - eso no quiere decir nada. Simplemente miro las fotos,además, lo tengo para evitar precisamente intentos de conversación como ésta.

yo- yo juraría que estamos hablando el mismo idioma

el- y dale!, eso es imposible!

yo-pues yo le entiendo

Y entonces el tipo se fue acalorando y empezó a dar voces, en principio como indignado y después con orgullo patrio .

el - no se engañe a sí mismo, no sea cabezón, le repito que soy Noruego, hablo un Noruego cerrado, cerradísimo, no me entienden ni en la capital que es Oslo!,preciosa ciudad por cierto, bellísima...Oslo, viva Oslo!, vivan los fiordos noruegos, viva la madre tierra que los parió, la chacha mama,los salmones y los arenques Noruegos, Nórdicos de pura cepa!oé oé oe oé oeeee, oeeee!

 

De forma que acabó en pié como bailando una danza folclórica con las manos alzadas.  Montando tal jaleo que apareció el revisor y le pidió que se calmara.

El noruego moreno se sentó sin decir nada y volvió a protegerse con el periódico.

Yo le disculpé "perdone,señor revisor, es Nórdico y no entiende español. Ha debido sentir una fuerte melancolía repentina por su Noruega natal y se ha puesto a bailar una de sus danzas tribales" .El revisor me miró raro y me contestó" ¿se ha creído que soy tonto?, hablaba español y bailaba el Candil Extremeño!. Calmense y portense, que ya son mayorcitos los dos". Y se fue.


En ese momento se anunció por megafonía la llegada a Ciudad Real. Le dí la mano al noruego moreno diciéndole "extrañado de conocerte" y él me la estrechó contestándome con un "anda y que te den"  mirándome a los ojos,cariñoso.

 Cogí mi mochila y bajé del tren, que siguió su trayecto.

Me quedé mirando cómo se alejaba, aun confundido por el encuentro con el tipo del bigote y el periódico...

¿sabré Noruego por instinto?,¿ el tipo estaba loco?, ¿quiso quedarse conmigo?... ¿seré imbécil?...

Nunca lo sabré, pero en aquel momento me entraron unas horribles ganas de ir al water y aparqué esa duda para buscar un sitio adecuado donde desalojar la certeza del momento: me estaba cagando.