Los otros.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

HE VUELTO.

La cola no avanza. 

Debo llevar tanto tiempo esperando que se me ha olvidado porqué vine hasta aquí. ¿Vine yo o me trajeron?. No lo sé. Tampoco me importa ahora mismo.

No reconozco el lugar. Es todo blanco: el techo blanco,las paredes blancas, el suelo blanco...

Le pregunto al dueño de la espalda tamaño matrimonio que hay delante de mí el motivo de nuestra espera.

Se da la vuelta y me habla pero no le entiendo.El hombre tiene una boca del tamaño de un ojo.De hecho, tiene la boca donde debería estar su ojo derecho, y el ojo derecho donde suele estar la boca. Más que hablarme, me giña la boca emitiendo un sonido que me suena pero no reconozco ni descifro.

Le doy las gracias giñándole el ojo yo también,por cortesía. Aplicando sabiduría popular al asunto "allá donde fueres haz lo que vieres". 

No sé a qué atenerme.

Me inquieto un poco;pero después me digo a mí mismo ¿para qué voy a inquietarme?, y dejo de inquietarme.Así de sencillo. Me felicito por la rápida solución al conflicto personal naciente.

Miro detrás mía. Hay un ciervo.

Le pregunto por la Berrea de éste año. Me responde que muy bien,se ha peleado a cornazo limpio con 20 machos,se ha apareado con 15 hembras, ha adelgazado 20 kilos, ha perdido media cornamenta y casi pierde la otra pero está muy contento, "que me quiten lo bailao" me dice finalmente.

Sin nada más que decir ni responder a las preguntas que me hace el ciervo, que son exactamente ninguna, vuelvo a mirar hacia adelante. 

Me imagino una almohada a la altura de los hombros del dueño de la espalda del hombre de un ojo derecho donde su boca y una boca donde su ojo derecho. Dejo posar mi cabeza sobre la almohada. Cierro los ojos. Sueño que soy Don Mendo atrapado en la mazmorra de un castillo.El vil carcelero me mete una rata por el culo - viva- y el asqueroso animal comienza a roer mis órganos, mis flautas, mis violines...toda la orquesta interior. Mientras ésto comienza a suceder, el Vil carcelero me abre la boca, me mete un gran embudo y a través de él introduce un gato negro en mi cuerpo. Éste carcelero,Vil donde los halla, es un torturador creativo, no contento con la tortura de la rata, añade un gato para que me destroce los higadillos,el pancreas, el bazo y los intestinos buscando al maldito roedor para cazarlo y comérselo  en mi interior.  

Me despierto dando vueltas en el aire como un aspa de molino. El gigantón "boquiojaldre" me tiene cojido por los piés y me da vueltas a dos metros sobre el suelo antes de lanzarme y caer.

Al hacerlo,rompiéndome el dedo pequeño del pié izquierdo (detalle que me la suda pues sé que éste dedo con forma de diente de ajo no vale para nada y por tanto está condenado a la desaparición evolutiva del ser humano) me doy cuenta que al despertar vomité sobre la espalda del gigantón "Boquiojaldre" y por eso fue que me utilizó como aspa de molino para tirarme al suelo vilmente. Al decir "vilmente" me acuerdo del carcelero y sonrío al comprobar que todo fue una pesadilla.

Me levanto, vuelvo a mi sitio en la cola. Le pido perdón al "Boqui".

En mi bolsillo tengo un bote de sprite.Lo agito y pinto sobre la espalda, tamaño matrimonio ligeramente vomitada, un grafitti en el que se puede leer, no sin esfuerzo: SEÑORES ¿A QUÉ ESTAMOS ESPERANDO?.

Intento expresar con ésta pintada la inquietud,tocada pero no hundida, que se pregunta eso mismo:¿ qué coño hacemos en esa cola?,¿qué estamos esperando?

El "Boqui", que dice ser huérfano sin venir a cuento pues no le he preguntado nada al respecto, me mete acto seguido tal puñetazo en la cara que hace estallar mi dentadura y saltan todos mis dientes al exterior, quedándome en un abrir y cerrar de Boca, la del ojo del Boqui, totalmente desprovisto de Marfil. Me siento abuelo instantaneamente.Incluso me brota una boina sobre la cabeza y una garrota, que agarra mi mano izquierda.

Le regalo la garrota al Ciervo, que , con cinta adhesiva, se la coloca cutremente a modo de cornamenta sustituyendo la que le falta. 

Me da las gracias y yo le devuelvo el cambio en forma de "no hay de qué".

Empiezo a cansarme del Absurdo.

¿dónde estamos?

Techo blanco,paredes blancas, suelo blanco...una cola de tres que ni avanza ni retrocede...un monstruo delante, un ciervo detrás...definitivamente no sé qué pinto aquí.

Y como no lo sé, pido una goma al ciervo y me BORRO.

Me borro de allí y desaparezco, apareciendo aquí, a los mandos del teclado de la Computadora .

He vuelto.


2 comentarios:

  1. Aprovecho tu narración, que por cierto me ha dejado un buen sabor a coca, para denunciar el racismo cabalgante hacia los ciervos que reina en esta ciudad, por poner un ejemplo, debajo de mi casa vive una familia de ciervos, les ha costado horrores poder alquilarla, ya no te digo nada a la hora de matricular sus hijos en el Colegio Luis de Morales, que lo eligieron por ser este bilingue, todo son pegas.
    Un saludo y te felicito por tu escrito sobre la berrea en los centros comerciales.

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  2. Totalmente Amodorrado,De acuerdo, digo...Totalmente de acuerdo, Amodorrado. (perdón por la Dislexia).Sólo los Ciervos saben lo que es estar totalmente apartado de la sociedad.Tanto es así, tan clara y cruel la discriminación hacia ellos, que viven como animales en la dehesa, en el campo, a merced de la naturaleza...a la intemperie. Dejados de la mano del ser humano que no comprende que necesiten,Los cérvidos, una casa, un colegio, un hospital, una línea ferroviaria...como nosotros.No piden más ni menos, ni si quiera eso, no piden nada de nada. Pero el que no pidan no quiere decir que, tal vez, lo necesiten. APADRINA UN CIERVO, AMODORRADO. Con respecto al buen sabor que te ha dejado la narración, me alegro de que así halla sido. Corto y cambio.

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