Los otros.

domingo, 15 de diciembre de 2013

LOS EXHIBICIONISTAS.

Los exhibicionistas clásicos como yo somos unos incomprendidos hoy día. Incomprendidos, rechazados, marginados, perseguidos y , para colmo, sustituidos cruel y atropelladamente por un montón de variantes modernas, todas ellas toleradas e incluso bien vistas, de nuestro propio impulso y afición.

El paso del tiempo y el maquillaje de la moral nos ha dejado en muy mal lugar. Es una pena.

Añoro aquellos tiempos en los que salía a la calle lleno de excitación, dispuesto a provocar sensaciones y emociones por sorpresa. Buscaba el encuentro fortuito en lugares poco transitados con personas de aspecto apocado, aparvado, amilanado, amodorrado o despistado. Al llegar frente a ellas, a unos dos metros de distancia, abría mi gabardina gris de par en par dejando ver la careta de un león o de un cocodrilo, de fabricación casera,con las fauces abiertas. Al mismo tiempo , rugía fieramente "AArgggg!!!" para mayor espasmo de la víctima, que solía gritar al ver la bestia entre mis piernas y escuchar el alarido de mi boca , dar un bote y salir despavorida diciendo a voces "habrase vistooooo!!". Mi actuación siempre resultaba un éxito, siempre sorprendía, nunca se esperaba. 

Ahora es todo tan previsible...hay tantos exhibicionistas!. Mires a donde mires, enciendas el aparato que enciendas,te encuentras con alguien que te refriega por la cara sus miserias, su mal gusto,su insolencia, su ignorancia,su apabullante cultura,sus músculos,su estiramiento de piel,sus tatuajes,su silicona ,su nuevo peinado,su nalga izquierda,su exótica mascota,su armamento nuclear,su dinero robado, su delincuencia en exclusiva, su apartamento de lujo,su cocina, sus trucos de belleza,sus recetas espirituales,su caries,su intimidad radiografiada, su mierda...y en primer plano.  

Pero nadie grita ni sale corriendo ni dice a voces "habrase vistooooo!!!".  Claramente, nosotros lo hacíamos mejor.

Éramos pocos - nueve, en la ciudad donde vivo, concretamente-  pero estábamos bien organizados .  Hacíamos asambleas mensuales en sótanos abandonados. Allí nos distribuíamos por zonas, cambiando el perímetro de actuación personal cada cierto tiempo para que no nos pillara la policía,por un lado, y para no convertirnos en el exhibicionista del barrio,por otro. Efecto sedante que hubiese sido totalmente contraproducente con respecto al logro de nuestros objetivos, que no eran otros que la provocación, el arte y el cachondeo. 


Y cada uno tenía su personalidad, su idiosincrasia, su modus operandi ,su fiera particular que exhibir y con la que causar admiración y espanto.


Emilio "el Zapata", por ejemplo, solía sentarse acurrucado en las aceras, con la cabeza gacha, vestido con un poncho y un sombrero mexicano. Cuando veía acercarse a alguien que caminaba distraído levantaba la cabeza, decía de pronto"mira wey" y se levantaba el poncho dejando ver un cactus de medio metro muy bien hecho (con papel maché)  que brotaba de su entrepierna.  La gente se quedaba totalmente descolocada al ver ésto. Tras la rápida exhibición del cactus, Emilio se tapaba con el poncho y adoptaba de nuevo la posición de dormido, con lo cual, la víctima seguía su camino aún mas confundida, sin dar crédito a lo que había sucedido. Con frecuencia tropezaban contra una farola o una papelera, cerca de las que Emilio se colocaba estratégicamente buscando tal resultado, para su gozo y disfrute particular.


Margarita "la viuda" tenía también una forma curiosa de exhibir su excentricidad.

  A las puertas de una Iglesia, aprovechando la salida de un funeral, lloraba vestida de negro. Alguien siempre se le acercaba a consolarla, momento que ella aprovechaba ágilmente para darle la espalda, levantarse el vestido, ponerle el culo en su nariz y decirle alto y claro "toma pompa fúnebre". Tras lo cual, ahuecaba el ala como el que no quiere la cosa, dejando al pobre gorrión o jilguera con la palabra "quesquesé???" u "Ohmygod!!!" en la boca, patidifuso , mojigata, encogido de hombros, creyendo haber tenido una extraña y repentina alucinación.


Gran fama y alboroto se ganó también Jeremías con su técnica del "Buzo caganet". Actuaba en tiendas de ropa. Se metía en los probadores, sacaba un orinal de la mochila y se ponía a cagar con gafas y aletas de buzo (que llevaba también guardadas en la mochila) con la cortina a medio correr. Cuando entraba alguien a probarse algo de verdad, decía ,simulando pudor y sorpresa, "Está ocupado,por favor!" y corría la cortina del todo de un tirón. Los que veían aquella imagen del Buzo cagando en el orinal,siempre por décimas de segundo, no podían creerlo. Después salía Jeremías, ya de paisano,tranquilamente, dejando a la víctima con grandes dudas sobre su propia salud mental, tras la cortina, esperando su turno. 


Si, eran otros tiempos aquellos. 

Quizá en otra ocasión cuente lo que sucedió el día en el que actuamos todos juntos en el centro de la ciudad, por navidades. 

Se armó un gran escándalo. 

Escándalo, ese toque mágico que , sabiamente usado, le da a un espectáculo la categoría de inolvidable o, al menos, de impactante. 

Ese toque que se echa en falta por exceso, que aburre por desmesura, que embota y desaparece si se usa sin medida. 

¿Dónde estará mi careta de cocodrilo?...voy a buscarla, quizá aun quede alguien a quien asustar o sorprender.






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