Los otros.

jueves, 6 de agosto de 2015

ALUCINASIESTA.

Necesito una ducha de palabras frías, bien frías.

Que refresquen mi cuerpo, la cabeza.

Tengo las orejas y los pies calientes. Las manos me arden.
Voy a darle al grifo y quiero que salgan frases de palabras heladas, deseo que recorran mi espalda y me despierten de una vez. Creo que estoy dormido o recién despierto. Creo que estoy soñando ésto.

Afuera, en la autopista, pasan coches, pasan chicharras, pasan balas de paja, pasan tanques, alientos huracanados, pasan dragones, pasa el hombre antorcha, pasa ardiendo la palabra "pasan". 

 El calor dilata el tiempo, Dalí está pintado en la pared dándole lenguetazos a su reloj derretido. Voy a levantarme. Se me pegan las sábanas. Sobre mi frente aguas termales. Bajo la persiana. Me dejo caer al suelo. Aquí abajo soy como un charco. Se acerca una fregona, me absorbe y después esparce mi ser líquido por toda la casa. 

Siento un ligero alivio.

 Vuelvo a encarnarme, ésta vez sobre el sofá . Sentado, intento pensar en algo, me pica la barba, intento pensar en alto, hablar, me sale un buffff,otro bufff, un bufffffff, y otro buffffffffff....

Mejor dormir, cierro los ojos no sin esfuerzo, utilizando para ello tanta energía como para bajar la chapa de una tienda con una sola mano. Es inútil, no hallo paz, se ha declarado un incendio en el cuello, avanzan las llamas hacia la coronilla, los animales huyen, las aves levantan el vuelo espantadas, no hay bomberos en la zona, se propaga el fuego,arden los pelos como si  fuesen pinos, saltan las piñas, hectáreas y hectáreas de melena calcinada. Debo hacer algo. Me levanto, recorro el pasillo, me dirijo al baño, abro la puerta. El pomo se me queda pegado a la mano, fundido con ella.Mi piel empieza a adquirir su color dorado, primero la mano,después el antebrazo,el brazo entero,el cuello y hacia arriba la cara, el pecho y hacia abajo el cuerpo entero. 

Quedo convertido en una estatua de bronce dorada.


 El incendio se ha extinguido, ahora es peor, noto el peso del metal, la muerte del metal, la trascendente frialdad de la nada, el vacío del pozo macizo, la no vida, el calor supremo, la mezquindad del quietismo involuntario, el sinsabor del grito mudo, la mordaza, el forces, la hoya a presión constantemente infinita...

Y en el silencio mas absoluto siento cómo en el interior se remueve algo, algo líquido, ¿un manantial?.

 Creo que lloro.

 Brota una lágrima , sale a la superficie, recorre la cara dorada. La barbilla hace de trampolín,la gota se precipita, caída libre hacia el suelo en cámara lenta, el suicidio de la lágrima, la desesperación del llanto. Ahí va, como un paracaidista sin paracaídas, valiente,temeraria, inconsciente.

 Desciende, desciende, desciende... y al estrellarse  sobre el suelo crea una honda . Las olas de las baldosas navegables empiezan a erosionar mis pies de metal. Poco a poco recobro mi setenta por ciento de agua y mi treinta por ciento de esperanza.

 Recobro el sentido, me meto en la ducha, abro el grifo, no quiero saber nada mas.


Caen frases heladas sobre mi espalda,

 palabras frescas sobre la cabeza,

 vuelvo en sí,

 vuelvo en mí...


AAAAAAAARRRRGGGGG. QUÉ BIEN. 

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