Los otros.

lunes, 28 de octubre de 2013

LA VENGANZA DEL PANADERO. PRIMERA PARTE

En mi panadería cada vez entran menos clientes. No es algo nuevo, viene sucediendo desde hace ya unos años,por eso empecé a vender leche también, y huevos, y zumo, y dulces ,aparentemente caseros. Pero ante todo soy panadero, yo mismo hago el pan y me siento muy orgulloso de ello. Sin embargo, como digo...mis estanterías ya nunca se vacían y cada vez con mas tristeza, al final del día, cargo con barras,molletes y panes para arrojarlos al río.Alimento así al menos a los patos, esos animales que saben apreciar lo bueno. Lo hago con resignación,con cara de pobre hombre, que es lo que soy, en lo que me estoy convirtiendo...en un pobre hombre, víctima de esa estúpida obsesión por adelgazar que tiene la gente. 

Lo veo a diario,personas de toda la vida gruesas, de complexión corpulenta, de aspecto saludable... ahora con caras de hambre,con los mismos huesos pero sin relleno. Grandes cabezas sin riego sanguíneo, anchas espaldas huesudas,barrigas sacrificadas en pro del prepotente abdominal.

 Allá ellos.

Dicen que lo hacen por su salud, y un huevo!, lo hacen creyendo que así están mas guapos, mas guapas...pobres infelices, cómo se dejan engañar. Si pudiese decirles lo que pienso al verles ...me dejarían de hablar. 

Pero no tienen la culpa, su visión de la realidad corporal y nutricional ha sido manipulada y distorsionada por sus dietistas.

Malditos dietistas, los echaría a todos a los cocodrilos. Me están jodiendo la vida. Especialmente uno, el Doctor Narvaez. 

Tiene su consulta en el barrio, mi barrio de toda la vida, donde tengo la panadería, donde tenía mi casa...

Si, la tenía, ya no la tengo. Cuando empezaron a ir mal las cosas dejé de pagar la hipoteca y me la embargaron. Ahora mal vivo en la trastienda,donde hago el pan. Me traje aquí el sofá, la cama, la tele y la cocina. Mal vivo,si, estoy todo el día de mala hostia. Yo antes no era así. Era un simpático panadero,siempre bromeando, de buen humor, amable, afable,simpático, trabajador , bonachón.  Nada que ver con la persona cascarrabias  y avinagrada en la que me he convertido.

Y todo por culpa de Narvaez. 

Se que recomienda a sus pacientes,en su mayoría vecinos y ex-clientes míos, que no coman pan. Lo se, me consta,es él.

Yo mismo, hace un par de meses, acudí a su consulta para cerciorarme de lo que ya era un secreto a voces en el vecindario. Lo hice disfrazado con peluquín y gafas de alta graduación, para que no me reconociese, pues se que sabe que se lo que hace , sabe que no me gusta nada que lo haga y,por tanto, ambos sabemos que eso nos convierte en enemigos, tácitamente.

Tiempo atrás fue uno de mis numerosos clientes, me compraba el pan a diario. De repente dejó de venir y desde entonces ,al cruzármelo por la calle, ni me saluda.  Buscando su mirada, encontraba en él una actitud altanera e insultantemente esquiva, como no queriendo rebajarse a decirme "adiós". Lo demás vino poco a poco,Narvaez empezó su particular cruzada dietética contra el pan  y yo me fui quedando sin clientela. 

Qué asco me da éste Doctor!

  Fue una tarde de sábado, acodado en la barra del bar de la esquina con cara de chucho maltratado, cuando escuché por primera vez que Narvaez recomendaba no comer pan, bajo ningún concepto,para adelgazar y llevar una vida saludable. Se lo decía una señora alta y ancha que miraba con deseo el platillo de aceitunas que le habían puesto de tapa con su cerveza sin alcohol a otra señora bajita que se comía las aceitunas del platillo de dos en dos  y alegremente saboreaba su CERVEZA con mayúsculas.

Nació esa tarde mi odio hacia Narvaez. Un odio que ha ido creciendo y creciendo.

Estuve a punto de estrangularle aquel día que,como digo, me metí en su consulta de incógnito.

Haciéndome pasar por otro, le dije que quería cuidar mi salud y mi alimentación. Me prohibió una serie de cosas,pero ,sobre todo, hizo hincapié en las nefastas consecuencias de la ingesta de Pan.  Yo lo escuchaba echando humo por las orejas y, en medio de su alegato en contra del pan que yo mismo amaso, intenté levantarme de la silla para propinarle un puñetazo en su cara de potato,sin embargo caí al suelo perdiendo el equilibrio debido al dolor de cabeza y al tremendo mareo que las gafas de culo de botella me llevaban produciendo desde hacía rato.  Al caer se me descolocó el peluquín, Narvaez me reconoció y me echó de la consulta. Yo me fui de manera penosa, intentando mantener la dignidad, argumentando mis insultos hacia su persona pero...dando tumbos y chocándome contra el perchero, la papelera, la puerta y el ascensor consecutivamente.

Con una costilla rota tras caer por las escaleras y a punto de ser fregado por la limpiadora del edificio que me miraba como a una cucaracha, juré venganza.

 Y hoy ha llegado el día de obtenerla. 




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