Los otros.

viernes, 12 de abril de 2013

Mañana de niebla.

Ni siquiera nos llevábamos tan bien cuando se suponía que éramos amigos. Aunque amigos amigos nunca llegamos a ser,la verdad. Son ilusiones que se hace uno (en éste caso parecía ser él) tiempo después. Fuimos compañeros de instituto que nos juntábamos en el recreo para aburrirnos y no saber qué hacer en compañía. 

Al menos a esa edad no existían los silencios incómodos. 

Veinte años después sí.

Salía del supermercado con la cara larga después de haber hecho cola media hora para comprar una simple barra de pan. Me lo encontré al doblar una esquina, nos tropezamos , me espachurró la barra de pan y levanté la vista para matarlo con la mirada,pero en ese momento me dí cuenta de que era Juan Manuel. También él me reconoció a mí. Nos dimos la mano, sonreímos sinceramente contentos de habernos encontrado y después ya todo fue a peor. Él iba con prisas y sólo le dio tiempo a mentir acerca de mi aspecto.Me dijo que no había cambiado nada, que estaba igual que a los 15 años,yo ,que no reboto bien las pelotas, le dije que a él le sentaba muy bien la calva y la panza.Nos reímos a la vez pero de distintos puntos de vista,  él de la broma y yo de la verdad. Por último, antes de despedirnos me invitó a comer en su casa al día siguiente y lo hizo de tal manera que no me dio opción siquiera a pensármelo,me dio la dirección y se despidió diciéndome "no faltes".

En mala hora fui.

(la barra de pan acabó en la papelera mas cercana y acompañé el pollo con piquitos, lo cual cooperó a mi mal humor vespertino)


Estando en paro como estoy,divorciado y con todo el tiempo del mundo para perderlo de la peor manera,que es comiéndome la cabeza con tonterías,me pasé gran parte de la tarde dejando que me amargase la idea de la comida, ¿para qué voy a ir?,seguro que le va mejor que a mí y me sentiré desdichado, ¿de qué vamos a hablar?,¿de las horas perdidas en los recreos jugando a nada  en la edad tonta?,¿simularemos que lo pasábamos bien?, ¿y después qué?, cuando me pregunte qué estás haciendo ahora ¿qué le diré?, ¿la verdad?,¿para qué amargarle?,¿estará casado?,¿tendrá pareja?,¿será gay?,¿será raro?,no es normal que me invite a comer a su casa así como así,yo nunca lo hubiese hecho...¿qué haremos después de comer los dos solos?,a mí no me gusta hablar mucho y tampoco me agrada escuchar historias ni hablar del pasado, después de comer lo que me gusta es dormir un rato tranquilo sin tener que prestar atención a nada,¿qué pondrá de comer?,¿y si no me gusta?,odio las verduras.

Tonterías.

Llegó la noche, me trajo el sueño y nos abrazamos en el sofá hasta las 12 y media del día siguiente.

Al despertar lo decidí: iré, me vendrá bien salir de casa y hablar con alguien.

Ducha,afeitado,selección de ropa ,planchado rápido (y extraordinario) de camisa y pantalón, problemas con los calcetines (no encontraba ninguno sin agujero en la punta del dedo gordo),grito en el cielo cagándome en las ofertas del mercadillo, suspiro (encuentro un par decente al fin), café  cepillado de dientes,mancha de pasta en la camisa, nueva maldición (ésta vez cagándome en las profesionales del oficio mas antiguo del mundo en singular),cambio de camisa,mirada al reloj,prisas,sudor,patada a la escobilla,pantalón hecho un asco,nueva ducha con gritos varios,salir,secarse,nuevo pantalón, nuevo planchado,mirada al reloj,pequeño relax,cigarrillo sentado mirando la ventana viendo los coches pasar.

Tranquilo,hombre,tranquilo.

La dirección que me dio estaba al otro lado de la ciudad y fui en coche.  No tuve problemas para llegar pero sí para aparcar.Intenté mantener la calma, sólo había un sitio libre en toda la zona, el de los minusválidos, como es habitual. Di una vuelta,dos vueltas, tres vueltas y nada, empecé a pensar mal,llegué a maldecir a los minusválidos,lo confieso, se que ellos no tienen la culpa ,pero ¿ porqué ponen tantas malditas plazas de aparcamiento para ellos?,siempre están libres !!.Me alteré,llegaba tarde,el depósito entró en reserva,estaba mareado de dar vueltas y el aparcamiento para minusválidos libre,vacío,insultantemente disponible. Y las calles llenas de amenazas "avisamos grúa","avisamos grúa","avisamos grúa", iros a tomar por culo, avisad a los antidisturbios si queréis y a la tuna,a la legión y a Manolo el  del bombo ¿a mí que me importa?.

Estaba,como ya he dicho, algo alterado.

A la décima vuelta, con el aparcamiento azul de los minusválidos aun libre,decidí aparcar en un sitio de carga y descarga con la esperanza de que , siendo las 15 horas como eran,mi coche no molestase allí.

Estuve a punto de llorar al quitar las llaves del coche,pero me contuve. Respiré hondo,ensayé una sonrisa forzada y con ese caramelo agridulce en la boca salí del coche,llegué al portal y llamé al botón del telefonillo correspondiente.

 

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