Los otros.

viernes, 5 de abril de 2013

Matias en acción.

Cumplidos ya los 45 Matías se hizo consciente por primera vez del estado ruinoso de su vida, sintiéndose como una piscina de verano en invierno: sucio y vacío.

Tímido por parte de madre y extrovertido por parte de padre (desesperante herencia que le llevó siempre por la calle de la amargura pues su impulso inicial le llevaba a conocer  gente pero su apocamiento posterior le impedía desarrollar cualquier amistad) su vida había sido un constante quiero y no puedo.

De pequeño quiso ser torero pero le apuntaron a mecanografía y ajedrez,en su adolescencia le apasionó el deporte pero también la cerveza y los porros,con lo que acabó odiando una cosa y la otra.Quería estudiar Filosofía por una débil curiosidad, pero por error se matriculó en la facultad de economía.Ya a las puertas del mundo laboral tuvo el sueño de abrir su propia empresa,una librería taurina,pero una vez mas el destino  burló su voluntad  y acabó aceptando sin querer ( tras una dura campaña de acoso y derribo moral por parte de sus padres) un puesto de conserje en un edificio e 8 plantas. 

Tras 20 años sin pena ni gloria en todos los sentidos y aspectos de la vida, algo provocó que Matías empezase a cambiar aquella mañana soleada de Otoño, cuando se hallaba sentado en  el banco de un parque poco transitado  "disfrutando" de su rutinario aburrimiento dominguero. Intentaba  acabar de una vez por todas un libro de 756 páginas que cada vez le gustaba menos y que abría y se asomaba a él como el que se asoma a un contenedor de basura para ver algo que se le ha caído dentro, solo que en éste caso a Matías ni siquiera se le había caído nada dentro. Podía dejar de leer el libro,pero... total,¿para qué?, no tenía nada mejor que hacer .

Ese algo que provocó el giro en la vida de Matias fue un tipo delgado y cabezón vestido con un chándal verde y naranja que practicaba sobre la hierba del parque una serie de movimientos  tipo Tai chí. Ese algo era alguien y se llamaba Cipriano.

Tras una hora de angustiosa lectura,preguntándose porqué continuaba con aquella novela histórica sobre el origen de los Fenicios y sin enterarse de nada, Matías levantó la cabeza como para airearse y vio a Cipriano frente a él, a unos 20 metros, entre unos árboles. Se quedó mirándolo , sus movimientos le transmitieron belleza y armonía desde el primer momento.Vio en él a un hombre con una gran paz interior.Parecía una persona equilibrada y feliz."En cambio yo..." se dijo así mismo. Fue en ese momento cuando se sintió,no por primera vez pero sí especialmente, una auténtica mierda.

Cipriano en realidad estaba pescando con una caña imaginaria y realizaba los movimientos de lanzarla, recoger el sedal con la manivela del carrete, recoger la caña, volver a lanzar el sedal,etc,todo a cámara lenta, muy lenta.¿Por qué?.

 Cipriano se quedó colgado hacía varios años al enterarse de sopetón y a través de una llamada de dos noticias: 1- le habían tocado 6 millones de euros en la lotería.2- su mujer acababa de morir atravesada por un rayo en una de sus rutas con el grupo de senderismo.

Recibió la llamada estando en el embalse de La Serena pescando barbos y no supo gestionar sus emociones. 

Cipriano tenía la brújula como un molinillo, sin embargo a Matías le pareció un iluminado y  se acercó a él tras arrojar el maldito libro de los Fenicios a la papelera y dejar de sentirse un excremento con patas. 

Sin mediar palabra se puso a imitar los movimientos de Cipriano y a partir de ese día la práctica del "Pesca-Tai" se convirtió en la actividad favorita de Matias. Por fin encontraba algo que le motivaba. 

Paralelamente se despertaron en él inquietudes jamás sentidas, preguntas clásicas tipo ¿quién soy yo?,¿qué sentido tiene todo?,¿soy feliz?. Como Cipriano no abría la boca para hablar (porque para comer bien que la abría el tío) Matias cubrió su necesidad de saber, estimulada por la práctica del "Pesca-Tai", comprándose una docena y media de libros sobre espiritualidad,auto ayuda y conocimiento místico. 

De todos ellos lo que sacó en claro fue que había que vivir el aquí y el ahora y conocerse a uno mismo sobre todas las cosas y en resumidas cuentas. 

Aquello de conocerse y vivir el momento no le debió parecer compatible con su trabajo de conserje y lo abandonó."Quiero conocerme a mí mismo , voy a vivir aquí y ahora", les dijo a sus padres,que le preguntaron si había vuelto a fumar porros. Matias les habló de la "Pesca-Tai" y a su madre le dio un mareo,momento que aprovechó Matias para salir de allí.

Fue directamente al parque a practicar y relajarse. Mientras lanzaba la caña imaginaria con suavidad y lentitud y soltaba carrete decidió que lo mejor para conocerse a sí mismo sería dar la vuelta al mundo, en cada país viviría con profundidad el aquí y el ahora,sin prisas,sin agobios... o tal vez la vuelta al mundo no,pero sí un largo viaje por la India, conocer la mística del hambre y hallar el nirvana a través de la digestión de un grano de arroz,bañarse en el Ganges,purificar su espíritu con gel de algas y gusanos sagrados...o,por lo menos, un viajecito a Marruecos, conocerse a sí mismo en la medina de Marrakech, andar por el desierto viviendo intensamente el momento, comunicarse con un camello a través de miradas, llamar hermano a un cactus...

Al final, Matías se escapó una semana a un pueblo de Murcia.

Se fue de mochilero,con tienda de campaña a un camping.

Y allí le cambió la vida, sorprendentemente.

 Practicaba la "Pesca-Tai" en el camping, añadiendo movimientos de su propia cosecha ( saludo al caballito de Mar, picadura de cangrejo en el pie, diálogo mudo con un delfín, pase de pecho a un tiburón,cambio de cebo, etc).

El resto de acampados lo miraban con extrañeza,desprecio y desconfianza; pero cambió la cosa cuando un grupo de niños se le acercó,imitaron sus movimientos riéndose a carcajadas y él, viéndose por un instante desde fuera y sintiéndose ridículo pero grande,aceptó que se riesen de él,sonriendo placentero.


Se convirtió sin querer en el animador del camping, el elemento pintoresco. La gente se le acercaba para verle y Matias les mostraba su arte. Tras sus ejercicios arrancaba aplausos y todo.

 

Se pasaba el resto del día andando por el campo, acompañado a veces por otros campistas.Lo pasaba bien, estaba alegre y aunque no podría decir que se conociera mejor a sí mismo, pues mas bien parecía ser otro, estaba contento.


Al sexto día, cuando empezaba a entristecerse porque el cuento se acababa y volvería de nuevo a casa, los dueños del camping le ofrecieron trabajar allí de jardinero y animador.

A Matías le pareció una idea fenomenal y allí se quedó.


Hoy día sigue sin conocerse a sí mismo,no podría explicar porqué hace lo que hace,  a veces vive el aquí y el ahora y otras veces el allí y el después,pero se le ve muy bien,sonríe, tiene amigos y hasta una chica, la cocinera del camping, le mira con deseo y admiración cuando practica su "Pesca-Tai",lo cual le llena de orgullo.

Eso sí, cuando sale de visita a su ciudad natal siempre va a ver a Cipriano, al que está eternamente agradecido por su enseñanza.

Hasta los padres de Matías practican hoy día "Pesca-Tai".


No está mal Matías. 

Nada mal.




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