Los otros.

domingo, 14 de octubre de 2012

Amor y Ovnis en las Bermudas.

Hace años pude comprobar que, efectivamente, existe vida fuera de nuestro planeta.

 También pude comprobar, con decepción y alivio a la vez, el hecho de que la vida extraterrestre que conocí no es ni tan inteligente ni tan avanzada como se suele suponer.

De eso nada.

 Fue en el 2005 a bordo de un transatlántico , de crucero por el Caribe.Yo trabajaba de socorrista en la piscina que había en cubierta. 

Como el portero de un gran equipo de fútbol, la labor de un socorrista es simplemente estar ahí, raramente se interviene.Eso sí, cuando entra en acción debe ser perfecto.Menos mal que yo  no tuve que hacerlo, soy muy friolero y meterme en el agua me cuesta bastante. Desde que me mojo los pies hasta que entro por fin la cabeza, pueden pasar tres cuartos de hora.Desempeñando el papel de socorrista, éste handicap me tenía preocupado, aunque esa misma preocupación me mantenía despierto (  ser socorrista es extremadamente aburrido si nadie te hace compañía.No puedes hacer nada que te distraiga de no hacer nada, mas que abrir los ojos y parecer despierto). Una mañana conseguí algo que parece increíble: dormir,roncar suavemente e incluso soñar con los ojos abiertos allí sentado en la silla de socorrista al pié de la piscina. Y nadie se dio cuenta!. (salvo el compañero que entraba para el turno de tarde que tuvo que despertarme. Después de aquello me echaron del puesto. Maldito chivato). 

Si, me echaron pero no me importó, con el sueño que tuve aquella mañana en mi último turno se me quitaron las ganas de trabajar de socorrista. Fue una pesadilla.

En el sueño estaba en la misma piscina haciendo lo mismo: vigilando,pero despierto.  De pronto un hombretón rubio con bigote de unos 45 años grita socorro.Está ahogándose en el agua. Me levanto de la silla.Todo el mundo me mira . En lugar de tirarme a la piscina directamente para salvarle, voy a una de las 4 duchas, abro el grifo y pongo el pié .El agua está muy fría y lo retiro. El hombre sigue gritando socorro.La gente me llama "socorrrista,socorrista!" para que haga lo que tengo que hacer. Me mojo las muñecas, poco a poco los brazos y la nuca. El hombre traga agua y nadie hace nada, sólo rodearme y agobiarme "venga,vamos socorrista, tírate al agua ya coño!!". Cierro el grifo de la ducha y me acerco al borde de la piscina, pruebo la temperatura de nuevo con el pié. El hombre que se ahoga tiene energía suficiente como para insultarme " pedazo de cabrón, friolero de mierda, sálvame!!". Me entran las prisas y bajo las escalerillas mojándome hasta la cintura, pero las prisas no son buenas consejeras y doy un respingo para arriba, saliéndome del agua totalmente. Una lluvia de chancletas y botes de crema bronceadora cae sobre mí. Por fin, en un acto de valentía sin precedentes, olvidando la extrema sensibilidad al cambio de temperatura, me tiro de cabeza a la piscina y oigo un caluroso aplauso bajo el agua. Sonrío como un delfín antes de salir a la superficie,pero de pronto noto cómo algo presiona mi cabeza y me lleva al fondo. Se trata de las manos del hombre que parecía ahogarse. Ahora el que se ahoga soy yo. Abro los ojos, no puedo hacer nada, me tiene atrapado con sus enormes manotas. Acordándome del pressing catch, le lanzo una patada al estómago,pero sólo consigo hacerle cosquillas.En cambio él ( que se parece a Hull Hoggan,aquel rubio, feroz luchador) me aplasta la entrepierna con su codillo de vaca y me hace de todo menos gracia. Intento gritar y al abrir la boca me entra agua.

En esa agonía, me despierta el compañero.Cuando lo hice, fue tan brusco el cambio de realidad que tardé unos segundos en darme cuenta de qué estaba pasando y en esos segundos me dio tiempo a gritar "muere Hull Hoggan!!" mientras le lanzaba un puñetazo en la boca a mi compañero.

Es lógico que se quejase y me echasen después.

Cuando ésto sucedió y me quedé sin trabajo, dedicándome a mirar por la borda  de día y jugar al bingo de noche , el Transatlántico ya estaba sobre las aguas del Triángulo de las Bermudas.

De pequeño vi una película en la que un barco desapareció misteriosamente en ésta zona. Estuve meándome en la cama durante un mes.

Dicen que son mitos y leyendas,pero lo cierto es que en el triángulo de las Bermudas han desaparecido aviones y barcos en muy extrañas circunstancias. Hay muchas teorías sobre ello.Para dejar de mearme en la cama, decidí informarme y me leí un par de libros al respecto.Pensé que así conocería la verdad,científicamente demostrable, y me olvidaría de los cuentos chinos que rodean con un halo de misterio éste asunto de las Bermudas. Pero lo cierto es que , en lugar de mearme en la cama, pasé a cagarme en los pantalones cada vez que oía la palabra "triángulo" o "Bermudas", y ésto me duró un par de años.Imagínense, en clase de música, cada vez  que la profesora me decía "toca el triángulo"...me cagaba. En verano, cada vez que me decían "ponte las bermudas", me cagaba...

Y ya tenía 12 años, vamos, que no era precisamente un bebé. 

Mis padres me llevaron al psicólogo.El psicólogo era psicóloga, se llamaba Margarita y era preciosa.Rubia, con pecas y los ojos marrón miel. Me enamoré y se me quitaron las tonterías; las tonterías del cagarme al oír "triángulo" o "bermuda",claro, en lugar de éstas tonterías, empecé a hacer otras: vestirme de Mariachi para cantarle Rancheras a la psicóloga a la salida de su trabajo.  Como cura para éste "mal de amores" sólo el tiempo, las hostias de mi padre y el "ni caso" de Margarita me valieron.

Pero no quisiera perderme de la historia que les quería contar.

 Navegando, como decía, sobre el Triángulo de las Bermudas, una noche, después de perder 300 euros al bingo y darme de cabezazos contra la pared de la habitación, tumbado sin poder dormir en la cama, sentí un temblor fuera de lo común. Después del temblor vino una sacudida y tras la sacudida, un meneo de tres pares de cojones. Por megafonía, el capitán de la tripulación nos invitaba a los pasajeros a subir a cubierta con calma para subirnos en los botes salvavidas y salir echando hostias de allí. Como es lógico, cundió el pánico y en los pasillos que unían las habitaciones se vivió una lucha encarnizada por salir antes.Atascos,peleas,gritos,chillidos,ansiedad...aquello me recordó a un concierto que vi de "Sociedad Alcohólica". 

Una vez arriba, la tripulación se encargaba de organizar el escaqueo general dividiéndonos a los pasajeros por grupos.

Los primeros en ocupar los botes fueron niños, ancianos y mujeres. Estando en la cola, observé con cierta rabia cómo ninguna mujer se atrevió a rechazar ese privilegio tan machista; no parecía momento y lugar para discutir sobre ello, pero lo intenté. Se lo dije a la mujer que iba delante mía , al darse la vuelta para contestarme, me quedé helado: era Margarita!!, mis psicóloga infantil!!. "Tú!" me dijo asombrada. "pues anda que tú!!" le dije más asombrado aún, comprobando cómo estaba aún más guapa 14 años después. Mirándonos a los ojos, abstraídos de todo lo demás,me confesó que lo de las Rancheras en el fondo le gustaba,pero que yo era muy pequeño entonces.Emocionado, le canté allí mismo "Cucurrrucucu paloma". En ésto, se marcharon todos los botes y nos quedamos allí solos los dos. Nos abrazamos y tuve una erección. "No es momento para eso ahora, tenemos que hacer algo" me dijo Margarita . Yo, tragando saliva con cara de trágame tierra, dije "vamos!" cogiéndola de la mano y llevándola hacia el otro lado de la cubierta corriendo sin ningún plan. "¿ a dónde vamos?" me preguntó " no lo sé" dije. "sigues siendo igual de encantador pero dejame decidir a mí,cariño" me dijo.

No dio tiempo a pensar ni a decidir nada, una gran turbulencia luminosa agitaba las aguas de la parte de atrás del barco. Atraídos por el fenómeno y comportándonos de igual manera que los inconscientes y estúpidos protagonistas de las películas de terror, nos acercamos a popa para meternos en la boca del Lobo.  Allí vimos cómo surgía de las profundidades una bola enorme de acero con luces que nos cegaban con su esplendor.

"¿qué es ésto?" nos preguntamos, "un Ovni" nos contestamos, "cómo nos compenetramos para preguntarnos y contestarnos al unísono!" pensamos, y después nos besamos.

Después de aquel largo beso, en el que pude comprobar que Margarita tenía una boca inabarcable y casi me meto dentro entero,del Ovni , situado ya a nuestra altura, se había abierto una compuerta y de ésta salía una pasarela que llegaba hasta la baranda del barco. Una invitación a visitarles.

Saltamos la baranda y bajo el lema "que sea lo que Dios quiera, ancha es Castilla y no tenemos nada que perder" cruzamos la pasarela y nos metimos en la extraña nave a la que llamamos desde el primer momento Ovni.

Una vez allí, nos rodeó un cilindro como de metraquilato transparente,pero sucio, y ascendimos a la velocidad de un viejo ascensor. Unos minutos después llegamos a lo que parecía una sala central. Desapareció el tubo y avanzamos unos pasos. 

Ante nosotros se hallaban tres seres bajitos,verdes y cabezones.

"Somos marcianos" dijo el del medio.

En ese momento, Margarita y yo nos miramos como diciendo "qué infantilada de Marcianos" y yo les pregunté "¿de Marte Marte o...Marcianos de por ahí, de las afueras?"

"Marcianos de Markolum, un planeta situado en la Galaxia Oriental" repondió. yo dije "ah".

" Ahora vivimos aquí, debajo del mar",prosiguió el de la derecha. "Anda!, como Bob Esponja",pensé.

"Accidentamos  por equivocación" añadió el de la izquierda.

Yo miré alrededor.La sala era muy cutre.Nada de objetos futuristas ni extraños. Sobre una mesa semi circular,donde posiblemente harían sus reuniones, había papeles, bolígrafos "Mar", muy parecidos a los "Bic", trozos de sandía azul y chorizo verde, un par de botellas de agua y un cassette doble pletina.  Cutre y decepcionante. Éstos Marcianos, pensé,no son mucho mas listos que nosotros.

"¿qué podemos hacer por ustedes?" preguntó Margarita.

"Queremos volver a nuestro planeta y necesitamos gasolina. Les daremos grandes garrafas. vayan al depósito del barco, llénenlas y traiganlas.Nosotros no podemos salir de aquí, su oxígeno Hidrogenado nos asfixia.Si no nos hacen el favor, sintiéndolo mucho tendremos que hacerles desaparecer en la cuarta dimensión, como ya hemos hecho más de una vez con otros Humanos".

"claro!,ese es el misterio de  el triángulo de las Bermudas!" dije, cagándome en los pantalones de nuevo, tras 14 años sin hacerlo.

"éste humano apesta a coliflor sideral" dijo el de la derecha.

El de la izquierda emitió una sonrisa ratonil mientras miraba con deseo marciano a Margarita.

"Está bien, les haremos el favor", dije.

"¿no quieres conocer la 4ª dimensión?" me preguntó algo decepcionada Margarita.

En ese momento sentí que se abría una pequeña grieta en nuestra frágil, aunque histórica, relación sentimental. 

"Yo..eh...no sé, irnos a la 4ª dimensión no es como irse a la playa, es desaparecer de éste planeta y aparecer...qué se yo dónde" le dije.

"aparecer en el cuarto oscuro del espacio, de donde nunca ninguno de vuestra especie ha vuelto " comentó amenazante el Marciano del centro.

"¿lo ves?" le dije a Margarita," hay que hacerle caso al jefe: la 4ª dimensión suena mal. 4ª dimensión no, gasolina si". Dije así para hacerme entender por los tres Cabezones.

"sabia decisión" dijeron los tres a la vez con tono metálico.

El de la Izquierda no le quitaba el ojo a Margarita. Y digo el ojo, en singular, porque sólo tenían uno, eso sí, del tamaño de un huevo de avestruz.

Inmediatamente aparecieron en la sala  otros 5 Marcianos,  más bajitos ,más cabezones y de un verde más descolorido. Nos hicieron entrega de diez garrafas para que las llenásemos de gasolina. Las cojimos, descendimos por el tubo a trompicones y regresamos al barco. 

Margarita estaba muy seria. Mientras bajábamos escaleras, en busca del depósito de gasolina, le pregunté "¿qué te pasa Margarita, estás enfadada conmigo?". "Quiero ir a la 4ª dimensión" contestó. 

Me pregunté entonces qué tipo de vida habría llevado Margarita en éstos últimos 14 años,en qué clase de persona se había convertido...y me dí cuenta de que ,si bien no existen los príncipes azules, tampoco existen las princesas prometidas.

"Despierta Margarita, ¿te han hipnotizado los cabezones o qué?.Ir a la 4ª dimensión es morir,¿quieres morir?" le dije alto y claro.

"Estoy cansada de éste mundo" me dijo "y ahora se me presenta la oportunidad de conocer otro". 

Me quedé un poco sin saber qué decir pero no dejé de seguir buscando el depósito de gasolina. Lo encontré, llenamos las garrafas y sirviéndonos de un par de carros con ruedas, transportamos las garrafas subiendo de nuevo a la borda, ésta vez en ascensor.

Arriba, le dije a Margarita "Margarita, déjate de gilipolleces.No tiene sentido que quieras ir a la 4ª dimensión. Si tienes problemas de autoestima yo te la subo, no te preocupes.Ahora lo importante es entregarles a los Marcianos la Gasolina y que nos dejen libres,¿no te parece?"

Se quedó callada. 

Volvimos a entrar en el Ovni.Tubo,ascensión y otra vez frente a los 3 cabezones.

"buen trabajo" dijo el del centro. 

"ahora vosotros libres" dijo el de la derecha.

"Tú puedes quedarte si quieres", le dijo el de la izquierda a Margarita. 

Me sentí celoso del Marciano. Más aún cuando Margarita le dijo "¿me llevarás a la 4º Dimensión?", y aun mas cuando éste le respondió " te llevaré de luna de miel Marciana después de casarnos como Dux manda".

Supuse que Dux era su Dios y me sentí como un trapo usado cuando Margarita me soltó de la mano para ir a abrazar al tonto del culo del Marciano de la izquierda. 

Me dije a mí mismo, "el que mucho corre pronto para" reflexionando sobre el fogonazo de amor pasajero entre Margarita y yo. 

Después me despedí de ellos con una reverencia al estilo chino y un "que te vaya bien" a Margarita.

Volví al barco algo cabizbajo. La nave se elevó , saludé con la mano y desapareció muy poco a poco , emitiendo un sonido a Ovni cascao,viejo, de segunda mano. La gasolina les duraría poco y pronto volverían a caer al mar. 10 garrafas de unos 20 litros de gasolina para mover a un bicho enorme de esos no es mucho. Eran tontos aquellos Marcianos.

Para animarme un poco decidí recuperar los 300 euros que había perdido al Bingo. 

En la sala de juegos todo estaba algo revuelto y había billetes aquí y allí.  Los fui cogiendo como el que coge setas. 

La cantidad de 3.000 me gustó. 

Me fui a  la cama con los bolsillos llenos y el corazón roto.

Al día siguiente me rescató un helicóptero del ejército , no les conté lo de los Marcianos y el Ovni porque no se lo iban a creer. Se reirían en mi cara al contarles que son exactamente igual que como los pintan los niños en sus libretas con sus lápices y ceras.

Y por supuesto , no creerían que pertenecen a una civilización cutre y poco inteligente.

Además, no contándolo, les protegería a ellos y a Margarita. 

Los del ejército son muy brutos y en misión de paz pueden cargarse 500 Ovnis como aquel de un zarpazo aeronaval. Siempre están deseando usar sus armas para comprarse otras nuevas.

 

 

Hoy , siete años después, me voy a la cama pensando en Margarita y aquel crucero sobre el Triángulo de las Bermudas.

¿Habrá conocido ya la 4ª Dimensión? ,¿será feliz en su matrimonio?, ¿tendrá hijos interplanetarios?...

Vete tú a saber.

 

 

 

 


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