Los otros.

jueves, 11 de octubre de 2012

FACUNDO FECUNDO.

El cielo ya avisaba, "va a llover, va a llover"...

Y llovió. Calló una buena. 

Fue empezar a cruzar el puente y caer las primeras gotas.

Llegue al otro lado completamente empapado. 

No me importó, incluso me pareció divertido andar lento bajo la lluvia, sobre el puente, viendo cómo se revolvían las aguas del río.

Después empecé a estornudar.

Lejos de casa y sin saber dónde meterme, al pasar por una Iglesia me dije "¿por qué no?". 

Entré y enseguida me sentí mejor,arropado por la calma del lugar. 

Un cura daba misa para siete viudas, una pareja joven y un curtido macarra de aspecto feroz que lloraba como un niño.

Las siete viudas estaban agrupadas en las primeras filas de los bancos de la derecha,la pareja joven un poco mas atrás y el macarra feroz que lloraba como un niño a la altura de las viudas en uno de los bancos de la izquierda.

Yo me senté tras él,al fondo, en el último banco.

El Cura,con voz monótona, soltaba rutinariamente su rollo macabeo mientras observaba con preocupación disimulada al macarra y con curiosidad, mi aparición.

El macarra lucía un conjunto que escandalizaba a las viudas, (aves de corral grises y marrones) y a la pareja ( formal y limpia como una pastilla de jabón Heno de Pravia).

Todos miraban hacia él de cuando en cuando como el que no quiere la cosa  aprovechando el cambio de postura, ese sencillo "aerobic eclesiástico" que dirige el cura a lo largo de la misa y que consiste en sentarse y volverse a levantar,sentarse y volverse a levantar.

  Observé cómo el macarra iba a contramano del resto de los feligreses.Cuando las viudas y la pareja se sentaban, él se levantaba, cuando los demás se levantaban , él se sentaba.No parecía hacerlo para llamar la atención, sino por desconocimiento de la ceremonia,por un lado, y el llanto extraño (de quien no ha llorado en años) que lo tenía ensimismado.

Yo estuve sentado todo el tiempo, no tenía ganas de hacer más ejercicio.Además, nadie,salvo el cura, parecía haberse dado cuenta de mi llegada y estaba ,pero no estaba.

Cuando llegó eso de "la paz os dejo la paz os doy....daos fraternalmente la paz" disfruté mucho.

Las viudas se daban falsos besitos acercándose las mejillas para apenas rozarse con sus cremas olor a  bolas de naftalina. La pareja se miró a los ojos sonriendo para darse un casto beso a cada lado después.

Entonces el Macarra, ataviado con su maya naranja y manchas de lejía, tan ajustada que le marcaba el paquetorro de manera descomunal, botas militares llenas de barro ( o quizá mierda de perro),camisa de tirantas negra con 100 rotos por donde salían matas de pelo de jabalí , la cara cicatrizada por piercings oxidados y el pelo oscuro rizado aceitoso  hecho un enjambre de pelusas e insectos, se acercó  a la pareja apostólica y a las gallináceas viudas para darles fraternal y efusivamente la paz. 

La viudas pusieron cara de horror al ver cómo se acercaba el "sinvergüenza", como creí oír que le llamaban. El chico de la pareja le ofreció la mano estirando completamente el brazo con la intención mas bien  de hacer barrera , pero el Macarra, que seguía lloriqueando, le abrazó bruscamente,con fuerza campesina,dejando al joven formal con la cara de "ay Dios mío" y la camisa por fuera. Después abrazó a la chica levantándola en el aire y dejándola en el suelo de nuevo con un gesto de horror,como diciendo"acaban de contagiarme el sida,la gonorrea, el sarro y los hongos intestinales" . Por último, se acercó a las viudas, que, aunque cambiaron de lado yéndose a paso corto y trote cochinero a los bancos de la izquierda, no se libraron del magreo. Una a una las zarandeó visiblemente emocionado. Las pobres viudas lanzaron algún gritillo que otro, pero aguantaron la situación dejándose aconsejar por el cura, que en silencio y gestualmente, desde el púlpito, les pedía calma ( con un cerrar de ojos) y  les transmitía  un "qué le vamos a hacer" ( sirviéndose para ello de una apertura de manos con las palmas hacia arriba mirando al techo).

Después, el Macarra volvió a su sitio y  el cura prosiguió a una velocidad inusual, con mucha prisa. Obviamente, la situación parecía no ser del agrado de "los cisnes"; "el patito feo" del macarra había enturbiado la tarde. 

El cuento acabó con el clásico "pueden ir en paz", que es una forma de decir "váyanse ya", y  los feligreses desfilaron hacia la puerta de salida, situada a la derecha del banco donde me hallaba sentado. Desfilaron todos menos el macarra llorón,que permaneció sentado en su sitio, y yo,que permanecí en el mío.

El resto, al llegar a la puerta y comprobar que ahora no llovía sino que diluviaba y ninguno había traído paraguas (cosa extraña porque el cielo ya avisaba y los religiosos suelen mirar mucho hacia arriba y temerse siempre lo peor), se quedaron algo patidifusos y cariacontecidos. 

Simulando una oración puesto de rodillas puse la oreja en acción y pude escuchar en el corrillo frases como : " ahora el sinvergüenza nos violará a todas","tiene una pinta infernal y ese de ahí que está de rodillas seguro que tiene algo que ver con él", " nos matarán entre los dos","salgamos corriendo","Maruja no puede, por la cadera"," Remigia tampoco,por las rodillas","tranquilas señoras, no va a pasar nada,parecen dos pecadores arrepentidos" (ésta última frase la dijo el chico de la pareja). 

"Si, son pecadores arrepentidos, hijos pródigos que vuelven a la casa del Señor y nosotros...les hemos dado la espalda", dijo la chica. Entonces, se apoderó del grupo el SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD y todos entonaron al unísono, dándose 4 bofetadas en el moflete, " por mi culpa por mi culpa por mi gran culpa". Acto seguido y sin decir nada, dieron media vuelta y entraron en fila india ( india evangelizada,claro) dirigiéndose decididamente hacia el confesionario.

 

El confesionario estaba vacío y ,antes de que llegasen las ovejas en busca de su pastor para ser confesadas y perdonadas, aprovechando que el Macarra llorón se había metido en la sacristía tal vez para hablar con el cura vete tú a saber de qué, me colé sin ser visto en el confesionario ocupando el lugar del padre confesor.

Llegó la primera pecadora.

"Avemaría purísima",me dijo, "no me venga con cuentos", le solté,"¿cómo dice ,padre?",me preguntó, "que usted anda mal del oído" tercié."Al grano,Maruja"le dije." Yo no soy Maruja,soy Matilde" me explicó " Tanto monta,monta tanto" añadí. "¿me va a contar sus lacras personales o qué,Matilde?". Y procedió a ello: "Dios ha llamado a mi puerta y no le he reconocido".

"¿eso es todo?",quise saber. "¿le parece poco?" me contestó.

"Me parece que usted, además de oír mal, tiene la vista fatal,¡mira que no reconocer a Dios!..por Dios!,valga la redundancia.La próxima vez mire bien por la mirilla y si no lo reconoce pregunte quién es y si es necesario abra la puerta con la cadenilla echada. Dios le ha llamado y usted ha pasado de él,lo ha dejado plantado como un Geranio, ¿me comprende,Maruja?

"Matilde,me llamo Matilde"

"Pues eso, Matilde. Como penitencia, hágame usted 50 flexiones y 30 abdominales"

"¿Ahora?"

"Aquí mismo, sin demora señora, que después en su casa las flexiones las hace Rita la cantaora y así está todo,la iglesia, el mundo..unos por otros y la casa sin barrer"

La señora Matilde,sin entender muy bien mi arenga pero obedeciendo el mandato a pies juntillas, se santiguó y realizó, ante la atónita mirada de los demás feligreses que hacían cola, las 50 flexiones y los 30 abdominales.

"Está usted hecha una Máquina,Matilde" le dije "Gracias padre" me contestó.

"Siguiente!!" dije a voces.

La siguiente en confesarse fue Remigia.

"Avemaría purísima" me dijo "los que se van a confesar te saludan" le dije ,"eeiiaaarrg" creo que soltó la viuda, "no se haga la estrecha" le respondí. "dígame su nombre y haga el pino puente" le ordené, "me llamo Remigia y aún no le he contado mis pecados,padre" me dijo a modo de " ¿dónde vas,Tomás?". Entonces frené, "enumere sus miserias,Magdalena". "Remigia,Remigia". Saqué un mata suegras del bolsillo y , aunque húmedo, conseguí hacerlo sonar. "Es para hoy" dije después.

"Dios ha llamado a mi puerta y no se la he abierto,padre", me dijo.

"Vaya,parece que hoy Dios está en plan "correo comercial", llamando a todas las puertas. No se Preocupe, Rechoncha..."

"Remigia!" me corto ofendida. "perdón,quise decir Remigia...eh...usted le ha dado con las puertas en las narices al Señor, eso no es plato de buen gusto para él, como no lo es para mí decirle lo que ha de hacer para ser perdonada", ¿qué debo hacer,padre?" quiso saber, " cantar una canción de José Luis Perales en inglés y a la pata coja,señora.Aquí y ahora".

Remigia se santiguó y levántándose empezó a cantar "And Who is he?" ("y quién es el"),pero fue interrumpida por una causa mayor.

El Macarra, desde el altar, con los brazos en cruz,desnudo de tobillos para arriba,llevando puesto únicamente sus botas de militares llenas de barro (o de mierda de perro) ,dijo a voz en grito : "Soy el Mesías!!".

El cura,por detrás, intentó taparlo con el tapete de la mesa,pero el Macarra se deshizo de él de un empujón y un "aparta,cuervo".

Todos nos quedamos paralizados, los feligreses en la fila y yo con medio cuerpo fuera del confesionario.

"Acercaos, hermanos" nos pidió el Macarra.

Todos lo hicimos, avanzando en grupo hacia él, atraídos por su ronca voz. Afuera, en la calle, sonaban los relámpagos de la tormenta.

Parecía aquello un milagro, una revelación.

Al situarnos cerca del Macarra, aunque llegados a éste punto, le llamaré Mesías, nos echamos nuevamente para atrás un par de pasos...no había duda alguna, lo marrón de sus botas no era barro, era mierda de perro y bien fresca.

"Hermanos..." continuó "durante 45 años he llevado una vida sucia,pecaminosa,egoísta, viciosa...he vivido en la cloaca,caído en el pozo de la miseria y la degeneración. Pero ahora he visto la luz, Dios ha llamado a mi puerta..

(en éste punto, me dije a mí mismo "qué pesaíto el señor con la dichosa puerta") 

...y se la he abierto de par en par, LE HE ABIERTO LA PUERTA AL SEÑOR!!.

Yo me imaginé al Señor diciendo "perdón, me he equivocado", los demás cantaron con entusiasmo "gloria gloria Aleluya". 

Tras el cántico, el Mesías dijo "mi nombre es Facundo López, no tengo casa, no tengo nada. Sed vosotros, pecadores que me habéis negado como hizo Pablo con Jesús antes de que un chucho ladrase 3 veces..."

 "No fue Pablo, fue Pedro el que le negó y lo hizo antes de que el gallo cantase 3 veces, no un chucho" interrumpió Remigia habilmente.

"...Pues eso,sed vosotros, pecadores, mis discípulos. Dadme de comer y os prometo la salvación!"

"Así será oh Facundo, una palabra tuya bastará para sanarnos" y todos se arrodillaron ante el nuevo Mesías caído, no del cielo  sino de la cloaca, como ya había dicho él mismo.

Aquello fue el principio de una nueva religión y no quise tener nada que ver en el asunto así es que hice mutis por el foro estornudando. La ropa mojada se me había pegado al cuerpo.

Hoy día, Facundo López vive a cuerpo de Rey en la gran casa de una de las viudas, que se multiplicaron y ya no son 7, sino 70. 

 Fundó una Iglesia,la de "FACUNDO FECUNDO" , y cada miércoles, a las 8 de la tarde (día y hora en la que sucedió el episodio que acabo de relatar) ofrece un discurso sin piés ni cabeza acompañado de una guitarra eléctrica que no sabe tocar.

Dicen que es una secta y la moral de su líder,Macarra Mesías Facundo Fecundo, está bajo sospecha.Además de apropiarse del dinero de las viudas,parece ser que se las beneficia. 

En fin , eso dícen.

Anden ellos calientes...

Yo me he comprado un paraguas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario