Los otros.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Y Todo por una tontería.

La que se lió. Y todo por una tontería. 

Venía de comprar el pan, sonó el móvil, lo saqué del bolsillo y al ponérmelo en la oreja se me escapa y va a parar bajo uno de los coches aparcados en la calle. Me agacho para ver dónde estaba y al hacerlo tropieza conmigo una señora que cae al suelo dando un grito. Con el grito, sale el pescadero de la pescadería  y al ver la escena, la señora y yo tirados por el suelo, grita "Policía!" al pensar que soy el marido de la señora, un marido que por lo visto tenía orden de alejamiento.

 El pescadero me atiza con un besugo, la señora se levanta pero vuelve a tropezar resbalando con la bolsa de pan que yo traía y cae de nuevo, ésta vez sobre un anciano que se había acercado a ver qué pasaba; aunque ver,lo que es ver, podía ver poco, era ciego y al caer al suelo con la señora me metió la punta de su vara en el ojo.

(Casi me lo salta)

 Por suerte, pasa por aquella acera mi amigo Jerónimo y sin preguntar nada, viendo cómo el pescadero me atiza con el puto besugo, le cruza la cara con la tabla de planchar que acababa de comprar y llevaba consigo.

  Suena la sirena de la Policía.

 Le doy las gracias a Jerónimo mientras sigo buscando el móvil, que ha caído, maldita sea, en la alcantarilla.  Del coche policía bajan 17 locales,lo cual nos sorprende a todos. "¿cómo es posible?" pregunta Jerónimo, "con un curso acelerado de Contorsionismo " le contesta el que parece que está al mando. El anciano invidente que además es un viejo verde aprovecha que está en el suelo con  la señora para meterle mano y decir "umm, teta teta". La señora se ríe de las cosquillas. Los municipales acordonan la zona.

El pescadero intenta explicar los hechos y al hacerlo gesticula con las manos, lo cual hace que los que escuchamos, incluido el local que lleva el mando , nos retiremos para atrás por el tufo a pescado muerto. 

 Suena otra sirena. Y otra más.  Una,la de la ambulancia,  se acerca a toda leche desde arriba y otra, la de los bomberos, se acerca echando hostias desde abajo. 

(se trata de una calle con inclinación)

Chocan estrepitosamente a nuestra altura al no frenar a tiempo y darse cuenta, demasiado tarde, de que la carretera es de una sola dirección .  Los vecinos de los pisos superiores, la mayoría estudiantes y parados, creyendo que aquello es una especie de revuelta contra el gobierno, comienzan a lanzar objetos contundentes desde balcones y ventanas.

 Maceteros, ladrillos,señales de tráfico robadas, mesillas de noche de pisos de alquiler, bombonas usadas, guías de teléfono,mecedoras, descalzadoras y toda clase de tapicerías en mal estado caen sobre nosotros.

La lluvia es descomunal. Yo me refugio bajo el coche donde  está la boca de alcantarilla que se ha tragado mi móvil. Jerónimo se protege con la tabla de planchar a modo de escudo, pero una bombona le da de lleno y cae sobre la señora, que menuda mañanita lleva. El anciano invidente viejo verde es escoltado por 5 policías locales hasta un portal.En el portal le mete mano al agente Margarita. Será ciego,pero intuición no le falta. Margarita le dice "vale ya", el anciano invidente viejo verde se disculpa "es que es una situación de stress y su tacto me calma".  El pescadero se ha metido en la pescadería a lavarse las manos por orden del mando de la policía local, que vomita en la parte de atrás del coche que me protege. Al llevar chanclas,siento un líquido caliente entre los dedos nada placentero.

Parece que un helicóptero se acerca. El Helicóptero no sabe donde posarse porque la calle es mas bien estrecha. El piloto se da cuenta de que ha hecho el viaje en balde. Aunque no del todo, se lleva un ladrillazo de regalo. "no haber bajado la ventanilla,cara culo" puedo oir que le dice un estudiante desde el séptimo piso. 

(Yo, otra cosa no,pero el oído lo tengo muy fino)

Se presenta el ejército, avisado a través de sms por el mando de la policía local con un texto que decía: "Necesitamos Requiebros.Urgente.stop.Vomito y corto" .

 Salen 50 militares de un  tanque. ( han debido de hacer también el curso de contorsionismo. Reflexiono).

Apuntan con sus metralletas a los balcones. 

Cesa la lluvia de objetos contundentes. 

Siempre me he preguntado porqué los militares siguen vistiendo con los colores de la selva."De camuflaje" le llaman. Con ese atuendo puede que pasen desapercibidos en la jungla,pero fuera de ella son un blanco perfecto. 

Confirmando ésta idea, una nueva lluvia de objetos cae, con mucha puntería, sobre  los militares (ésta vez la lluvia es de televisores antiguos). Los militares apuntan e intentan disparar antes de ser alcanzados por los Telefunken,pero sus armas se encasquillan, están obsoletas, es material comprado de 4ª mano hace ya 30 años por el ejército español.

Se presenta el mismísimo Alcalde en coche oficial,avisado por un sms que el mando de la policía local le había enviado, en el que malamente le escribió:" Excelentísimo,persónese en la calle Rafael Lucenqui.Gran batalla campal.Líder : un pescadero. Vomito. No digo mas."

 A voces, sin necesidad de megáfono ya que tiene una voz fuerte como una encina,el señor Alcalde se dirigió a los que arrojaban objetos desde los balcones: " por favor, tengamos la fiesta en paz. Sé que prometí arreglar el acerado de la calle y no lo he cumplido. Otras obligaciones me han tenido ocupado. Mañana mismo comenzarán las obras y no sólo eso, para las fiestas del barrio contrataré a la mejor banda berbenera,habrá barra libre para los vecinos y viva la pepa durante 7 días con gastos pagos.  A cambio, os lo ruego, deponed esa actitud hostil tan poco democrática".

Se hizo el silencio.

Aproveché la oportunidad para salir de debajo del coche, aún sin mi móvil, y explicarle al Alcalde lo que había sucedido desde el principio.

La señora, que tropezó conmigo al iniciarse todo el escándalo y que me recordaba a Florinda Chico (que en paz descanse) ,confirmó mi versión, aún desde el suelo y con un trozo de ladrillo en su cabeza a modo de peineta.


Aclarado el asunto, y como se suele decir, cada mochuelo se fue a su olivo.

Eso sí, el vecindario se quedaría sin fiesta patronal, Jerónimo sin su nueva tabla de planchar, el anciano invidente sin su vara (se marchó de allí guiado cariñosamente por la Señora a la que cosquilleaba con sus manitas),el pescadero sin su besugo (requisado por la policía), la policía sin su mando (que dimitió avergonzado) los militares sin sus cervicales (rotas por el impacto de los Telefunken),los sanitarios sin ambulancia , los bomberos sin su camión y el señor Alcalde sin su móvil.

Al que, en un descuido, se lo birlé antes de seguir mi camino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario